“Pinocho”, uno de los clásicos animados de Disney más queridos, celebra su 80 aniversario. Corría el año 1940 cuando llegó a las pantallas esta historia protagonizada por la marioneta que quiere ser un niño de verdad. En el momento de su estreno, Walt Disney tenía ante sí un notable desafío, y más después de la enorme repercusión que supuso “Blancanieves y los siete enanitos” (1937). La llegada de este largometraje causó un gran cambio en la industria del entrenamiento, pidiéndole a su autor el regreso con nuevas propuestas similares. Disney, un hombre tenaz y siempre dispuesto a superarse así mismo, decidió plantear algo diferente y con mayor riesgo dramático y técnico.
Uno de sus colabores más cercanos le dio a conocer el cuento original escrito por Carlo Collodi y publicado originalmente por un periódico italiano por entregas entre 1882 y 1883. En su primera versión no fue considerado como un cuento infantil, ni mucho menos, ya que contenía algunos pasajes con cierto contenido violento. Solo en sus posteriores adaptaciones fue adquiriendo esa condición.
Walt había logrado con su primer largometraje un gran realismo. Su objetivo consistía en imitar a la vida a medida que creaba ilusiones creíbles. Con “Pinocho”, el estudio tuvo que desarrollar nuevas técnicas, como, por ejemplo, dar la sensación de estar bajo el agua. Este reto, que se puede ver en el tercer acto dedicado al enfrentamiento con la ballena, se logró poniendo encima de las láminas un cristal ondulado. También se crearon maquetas tridimensionales de los relojes de cuco del taller de Gepetto, de los carruajes y varias marionetas con el objetivo de que los animadores estudiasen sus movimientos. Éstos, a su vez, colocaban espejos en su mesa de trabajo con el fin inspirarse en sus propias caras y de esta manera captar toda la gama de expresiones que eran necesarias. Muchos de los técnicos hicieron un profundo estudio del movimiento humano.
Este film también destaca por su gran virtuosismo en el control de efectos especiales, en concreto los atmosféricos (lluvia, rayos, nieve, …) u otros como la luminosidad que producía la varita del Hada Azul. Pero el perfeccionismo de Disney llegaba a límites increíbles, hasta el punto de centrar a doce animadores durante 18 meses para tan solo el diseño y los movimientos de la marioneta.
“Pinocho” tuvo una gran acogida por parte de la crítica, pero en el año de su estreno fue un fracaso de taquilla. En 1940 el mundo estaba inmiscuido en la II Guerra Mundial y a Estados Unidos le faltaba algo más de un año para entrar en la misma. Al finalizar el conflicto, llegaron los reestrenos y su consiguiente beneficio, y cada siete o diez años reaparecía para que una nueva generación de espectadores tuviera la oportunidad de verla en pantalla grande.
Esta cinta fue la primera en alzarse con dos premios de la Academia, mejor banda sonora y mejor canción para “When you wish upon a star”, convertida con el tiempo en el leitmotiv de la compañía. Otro de sus logros fue conseguir en 1994 que la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos la considerase como “cultural, histórica y estéticamente significativa”, además de ser seleccionada para su preservación y restauración en el National Film Registry.
Muy pronto podremos disfrutar de nuevo de ella dentro del amplio catálogo que nos ofrecerá la plataforma Disney + a partir del próximo 24 de marzo.
