El teatro de La Latina, tras largos meses en cartel con éxito de crítica y público, continúa acogiendo ‘La función que sale mal’. ¡Ojo!, que yo no he destripado ni desvelado nada: el spoiler está en el propio título. El montaje pone en escena a un grupo de teatro amateur en el estreno de su obra de misterio en la que, como el propio título anuncia, todo lo que puede salir mal, ¡sale mal!
La risa, la gran protagonista
Esta obra disparatada presenta una técnica y un montaje muy bien armados, que la convierten en una comedia perfectamente rematada donde las carcajadas están garantizadas para todo tipo de público. La pieza se resume como el proyecto de una compañía con pocos recursos y aún menos aptitudes para representar una obra clásica de crímenes y misterio.
Pero el eje del espectáculo es la vis cómica de los actores, pues la gracia de la función está en verles tratando inútilmente de salvar las dificultades en las que ellos mismos van cayendo torpemente sin posibilidad de resolver. Su éxito radica en la perfecta sincronización de actores y técnica que se ponen al servicio de la acción, de los golpes y las caídas, que muchas veces emanan de la propia escenografía.
El resultado es desternillante por lo caótica que es. El caos, el delirio y el humor absurdo campan a sus anchas por el escenario exquisitamente coreografiado. ¿Os imagináis una función dónde los mayores temores y pesadillas de un actor se cumplan el día del estreno? ¡Pues esto es lo que ocurre! Puertas que no abren, decorados que se caen, objetos que no están donde deberían, actores que olviden el texto… Un sinfín de desatinos y adversidades desde el minuto cero hasta la bajada del telón que confirman la Ley de Murphy: “Si algo puede pasar, pasará”.
En ‘La Función que sale mal’ se aúnan dos parodias diferentes con mucho tino y acierto que atrapan a los espectadores en sus butacas. Por un lado, la del género detectivesco, tan de moda en las primeras décadas del siglo pasado. Y, por otro lado, la puesta en escena del propio mundo del teatro, que se materializa aquí en penurias y desatinos. Vamos, que parece que los Monty Python y Agatha Christie se hubiesen fusionado.
La historia de esta obra
Los orígenes de esta obra se remontan a 2012, cuando a su presentación sobre los escenarios de Londres (en el West End) solo asistieron cuatro espectadores. Sin embrago, no importa cómo se empieza, sino cómo se acaba. Y es que, la repercusión de esta función, escrita por Henry Lewis, Jonathan Sayer y Henry Shields, ha superado todas las expectativas.
Nada menos que más de ocho millones de personas han visto ya esta multipremiada comedia. El catálogo de galardones que la avalan es impresionante (Premio Olivier a la Mejor Comedia, Premio Tony al Mejor Diseño de Escenario…). Y las cifras siguen agasajándola: representada en los cinco continentes con presencia actual en cartelera en 33 países. Zenon Recalde es el responsable de la adaptación española y Sean Turner y David Ottone, sus directores.