Hoy de nuevo viajamos hasta el pequeño gran país de Andorra, pero en esta ocasión en busca de unas criaturas legendarias de cuya existencia se creía que era algo imposible. Los tamarros han formado parte del folklore y las fábulas del Pallars (Cataluña), Occitania (Francia) y Andorra. Hay quien dice que no existen y que solo son una invención para burlarse de aquellos confiados que salen en su búsqueda para cazarlos.
El eje principal de esta leyenda ha servido como inspiración para una actividad familiar del Programa Infoturisme d’Andorra. “Encuentra el Tamarro” se ha convertido en una de las actividades más populares de este peculiar verano 2020. Para empezar a jugar tendremos primero que pasarnos por una de las oficinas de turismo repartidas en cada una de las parroquias del país. En ellas nos darán un cuadernillo que cuenta la historia, a modo de cómic, de los distintos tamarros. A partir de entonces se inicia la aventura, buscando a los siete personajes (o más bien sus portales) que protegen los bosques y la naturaleza de Andorra.
Los tamarros viven en un mundo fantástico paralelo al nuestro y normalmente se encuentran allí. Solo nos visitan cuando los necesitamos, tal y como ocurre ahora. Cada uno de los 7 tamarros se encarga de proteger una de las parroquias del país. Para llegar a nuestro mundo, tienen un portal escondido en uno de sus bosques.
Su principal enemigo es Suciedad, una trol muy mala que quiere destruir las montañas, los lagos, los bosques y toda la fauna y flora del país. No sabemos por qué, pero Suciedad se dedica todos los días, domingos incluidos, a intentar que todo esté sucio y destrozado. De vez en cuando estas pequeñas criaturas necesitan nuestra ayuda. Para que los portales funcionen, los niños y niñas tienen que dejar una piedrecita en ellos. Cuanto más brillante sea la piedra, más tiempo podrán estar en nuestro mundo. Cada portal tiene la forma del tamarro que puede transportar.
Con el cuadernillo en la mano debemos encontrar los siete portales, y al lado de cada uno, usando el marcador mágico, dejaremos una marca hasta completarlos todos. Cuando tengáis los siete, hay que regresar de nuevo a las oficinas de turismo y recoger un regalo sorpresa.
Los tamarros, por cierto, tienen simpáticos nombres y unas características sorprendentes: Nilo, el encargado de proteger Canillo, es un tamarro al que nunca se le acaba la energía; Enko, es la criatura de Encamp, capaz de plantar cara a cualquier cosa que amenace su parroquia; Dino, protector de los bosques, prados, ríos y todo lo que se encuentra en las montañas de Ordino; Massa, el sabio tamarro de la Massana; Andy, bajo cuyas manos protectoras se encuentra Andorra la Vella; Lau, la protectora de Sant Juliá de Lòria, experta en pociones que curan a los animales y plantas; y Caldes, con una capacidad asombrosa para respirar bajo el agua de los ríos y torrentes de Escaldes-Engordany.
Si queréis saber más sobre los tamarros y aventuraros en su búsqueda, os recomendamos que entréis en el siguiente enlace.