No podría decir que somos gente de playa porque desde que fuimos padres cada vez nos gusta más la montaña para ir con los niños. A la playa vamos en verano y de 9 a 11 h. Aunque pasamos muchos días cerca del mar y nos gusta navegar el resto del año somos montañeros. Además, gracias a este blog de viajes y experiencias de ocio para familias estamos descubriendo destinos de montaña únicos para viajar con niños. El último ha sido el Pallars Sobirà.
Volver a esta zona (sobre todo a Port Ainé) ha sido muy emotivo para nosotros porque nos hicimos novios allí en un viaje de Bachillerato ¡Qué tiempos aquellos! Ahora se lo hemos enseñado a nuestros hijos pero también hemos hecho más ruta y descubierto la vida y costumbres de este lugar, conocido por ser un valle de aventuras, pero también por la riqueza de sus tradiciones.
El Pallars Sobirà es una comarca de la provincia de Lérida. Junto con la comarca de Pallars Jussá forma el territorio histórico de Pallars. El Pallars Sobirà ocupa la parte septentrional (Sobirà significa superior en castellano) y Pallars Jussà (inferior), la meridional. Limita al norte con Francia (región de Mediodía-Pirineos), al este con el principado de Andorra (parroquia La Massana), al sureste con la comarca de Alto Urgel, al sur con la comarca de Pallars Jussá, al suroeste con la comarca de Alta Ribagorza y al oeste con el Valle de Arán. Todo esto que parece sacado de Wikipedia me lo explicó Álvar, un guía de montaña con el que hicimos una maravillosa excursión de raquetas de nieve en la estación de Port-Ainé, pero luego os contaré más.
En esta comarca se encuentra el pico más alto de Cataluña, la Pica d’Estats (3.143 m) y también la mayor parte del Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio que visitamos en una excursión chulísima en 4×4.
Teníamos solo tres días para la escapada en familia y lo que hicimos fue lo siguiente. El primer día visitamos el Ecomuseo de los Pastores del Valle de Àssua. Fuimos hasta el Centro de información del valle en el Parque Nacional de d’Aigüestortes i Estany de Sant Maurici. Está en Escoles de Llessui, s/n, 25567 Llessui (Pallars Sobirà). Allí Elena, nos explicó de maravilla cómo en este museo se ha documentado la vida y el trabajo de los pastores de ovejas. El Valle de Àssua es conocido por ser tierra de pastores. De hecho lo llaman el valle de los mil rebaños ya que se ha movido hasta la fecha al son del ciclo vital de éstos. El Ecomuseo se ha ubicado en las antiguas escuelas de Llessui y recrea la vida de los pastores en todas las estaciones del año, explicando de manera pormenorizada como se cuida un rebaño de ovejas. Sinceramente, es súper recomendable si, como nosotros, sois de ciudad. Alucinamos con las explicaciones de Elena: como se crían y reproducen los corderos, cómo se alimentan las ovejas, cómo se esquilan, cómo y de qué viven los pastores, etc. Es cierto que este oficio está, tristemente, en vías de extinción. Es un trabajo muy sacrificado. Sin embargo es uno de los más ancestrales y vocacionales. En el Valle de Àssua, según pudimos ver en uno de los vídeos que proyectan en el Ecomuseo, hay jóvenes que se han animado a seguir la tradición y se han hecho cargo de los rebaños de la zona.
Lo primero que encontraréis al entrar es una maqueta del Valle de Àssua con los corrales, las bordas, las cabañas y los pueblos de la zona. Ahí los peques ya se quedan embobados. Aprenderán cómo viste un pastor y como eran los pastores de antes y cómo son los de ahora. Oirán los silbidos de los pastores, el balar de las ovejas, el ladrido de los perros que acompañan el rebaño y el tintinear de los cencerros de algunos de los animales…
En inviernos las ovejas están en los establos a causa del frío y la nieve, es la época en la que nacen los corderos. Es el momento de marcarlas con un símbolo y tinta para poder diferenciarlas en los rebaños cuando llegue el momento de salir a pastar. En el museo veréis los diferentes tipos de marcas. Durante la primavera se sale del establo para pastar durante el día y dormir al raso por la noche. Al mismo tiempo se adoban los campos con el estiércol. En verano el rebaño sube a la montaña y allí está tres meses a cargo del pastor, día y noche. Es el momento de esquilar a las ovejas. En otoño se hace una selección natural. Algunas de las ovejas se dedicarán a criar y otras, las más viejas o bien se quedarán en el rebaño o se venderán. Como los pastos en el Pirineo son pobres de sales minerales, es necesario solucionarlo con sal que se da a los animales cada ocho días. Para nosotros este fue uno de los puntos más curiosos aunque, como os digo, tanto a vosotros como a los peques os va a interesar todo.
Saliendo del Ecomuseo fuimos hasta Altron a visitar una quesería “La Peça d’Altron” en el que se hace el queso de manera totalmente artesanal. Nos explicaron paso a paso como reciben la leche de vaca de una granja próxima (a 4º de temperatura), la calientan en las cubas de cuajar a 20 º y añaden los fermentos, para introducir el cuajo a 35º y tras la fase de coagulación, que dura entre 30 y 45 minutos, cortan la leche para separar la parte que ha solidificado de la líquida. Colocan la leche cuajada en moldes con unas gasas que asentarán el producto y harán que se elimine el suero, prensarán el queso y lo sumergirán en sal y agua para conferirle sabor. Finalmente, lo extraerán de la salmuera y dejarán secar unas horas. El último paso es colocarlo en la estantería donde madurará. Un queso joven y tierno tiene más de mes y medio siempre (tiempo exigido ya que la leche no está pasteurizada), los quesos maduran o envejecen en función del tiempo de curación. Tuvimos la suerte de probar una selección de quesos de “La Peça d’Altron” con diferentes tiempos de maduración, así como un queso fumado y el Tupí. Os recomiendo anotéis esta visita en vuestra ruta si os gustan los quesos tanto como a nosotros.
Saliendo de Altron fuimos hasta el Museu de las mariposas de Catalunya que está en Pujalt-Sort. Allí conocimos a Alfons Dolsa, su creador, una eminencia cuya historia merece la pena escuchar durante al menos una hora. Alfons lleva toda la vida (desde 1971) estudiando todas las especies de mariposas catalanas y analizando sus relaciones con el medio ambiente en el que viven, así como los procesos en que intervienen como insectos que son. El museo tiene un fondo de más de 25.000 ejemplares perfectamente clasificados, aunque a la vista solo hay unas 4.000. Es uno de los principales museos de ciencias naturales de Catalunya. Sólo una pega le pondría, aunque es un museo al que acuden muchos colegios, no está pensado para los niños que prácticamente no llegan a la altura que se exponen las vitrinas cuyo contenido es técnico y científico pero muy visual y atractivo para ellos. Pero sin duda vale la pena una visita en vuestro viaje por el Pallars Sobirà.
Si queréis hacer noche tras todas estas visitas, os recomendamos el hotel al que fuimos nosotros: el Hotel Port Ainé 2000***. Es súper familiar y se come de maravilla. Las habitaciones son modestas y sencillas pero podréis salir directamente a pistas desde la cafetería del hotel.
Y esto en invierno, con todo nevado, es un lujo, pero en primavera también para disfrutar del Parque Lúdico, así como de otras actividades que allí se llevan a cabo. Por ejemplo, la excursión con raquetas de nieve que nosotros hicimos. Es un recorrido por la montaña alucinante en el que el guía te sitúa en medio del paisaje y te hace sentir la inmensidad y el poder de la montaña. La excursión dura dos horas. La podéis hacer en familia, que es como aquí os recomendamos, pero con niños mayores de 7 años. En nuestro caso, al tener una niña de 4 y un niño de 8 tuvimos que dividirnos. A la peque la apuntamos a un bautizo de nieve y se quedó toda la mañana con su papá disfrutando de las atracciones del Parque Lúdico de Port Ainé, donde hay tirolinas (parque y mini parque de aventura en los árboles), tubby, jardín de nieve, pista de trineos, etc. Nosotros esquiamos e hicimos raquetas. Queremos volver y hacer el pack evolución que es ideal para niños que ya saben esquiar (un bautizo de nieve es para debutantes) pero que necesitan clases de técnica adaptadas a su nivel.
El Hotel Port Ainé 2000*** nos sorprendió gratamente y nos hubiéramos quedado más días. Tiene un equipo de animación infantil buenísimo. Los peques lo pasaron genial jugando con otros niños. Por cierto, también tienen mini club infantil donde podéis dejar a los más pequeños unas horitas si queréis los papás esquiar (admiten niños a partir de 2 años). Situado en la misma estación de Port Ainé, a 2.000 metros de altura (como indica su nombre), el hotel tiene unas vistas espectaculares. Podéis hacer pensión completa de desayuno, almuerzo y cena en su buffet que está buenísimo (las bebidas no se incluyen). Tenéis una cafetería en la planta baja y en la planta 0 gimnasio, salón de televisión y juegos de mesa sala de juegos (donde está el servicio de animación infantil), servicio de parking, bar musical, guardaesquí y también allí podéis alquilar material para pistas. Nos gustó muchísimo el ambiente tan familiar y animado.
Después de nuestra experiencia en pistas pusimos rumbo a Espot y de camino a esta estación de montaña paramos en Llavorsí, que como sabéis es un pueblo bañado por las aguas del río Noguera Pallaresa en donde se practican una gran variedad de deportes de aventura, como por ejemplo el descenso por el río con canoas (rafting).
Espot es una estación de esquí que disfruta de una situación privilegiada en los Pirineos, ya que es la única situada junto a un Parque Nacional, el de Aigüestortes y Sant Maurici. La estación cuenta con más de 20 km esquiables y 1.000 metros de desnivel. Las pistas se caracterizan por encontrarse dentro de frondosos bosques de pino negro. También las preciosas vistas de montañas de más de 3.000 m hacen que el esquiador se sienta en plena naturaleza alpina. Por otra parte, cuenta con tres pistas homologadas para la celebración de competiciones internacionales. Asimismo, la estación de esquí cuenta con una amplia zona de debutantes en la cota 2.000 y un importante parque lúdico. Cuando trabajaba en la TV tenía el forfait de temporada de Espot, así que es una estación a la que solíamos ir mucho antes de ser padres.
El pueblo de Espot, a tan solo 2 km de la estación, bien merece una visita como la que nosotros hicimos. Es un precioso pueblo rural típico pirenaico. El increíble marco natural que le rodea lo convierte en la puerta de entrada al Parque Nacional de Aigüestortes y Sant Maurici. Si vais a ir con peques como nosotros al principio del pueblo podéis alquilar un 4×4 con chófer que os subirá hasta el mismo lago. Hay recorridos adaptados a personas con discapacidad y los itinerarios están perfectamente señalizados por si queréis hacerlos a pie. El lago Sant Maurici se encuentra a los pies de uno de los lugares más emblemáticos del Parque con la silueta de los dos picos llamados “Els encantats” (los encantados). En la web del parque podéis ver todas las opciones de rutas y excursiones que hay, también los accesos desde diferentes puntos. Para nosotros fue maravilloso ver el deshielo del lago regado por los afluentes del Noguera Pallaresa. Las fotos son maravillosas. Os recomendamos una visita ahora para que viváis este momento como nosotros. Podéis ir perfectamente con niños y bebés porque está todo acondicionado para las familias.
Al salir del Parque Nacional de Aigüestortes y Sant Maurici fuimos a comer al Burgerplatz de Espot en donde comimos unas hamburguesas buenísimas y ¡atención tenían para celíacos! De verdad que es de agradecer. Acabamos nuestra ruta en el Pantano de la Torrassa en La Guingueta d’Àneu en el que encontramos a otros niños e hicimos un partidillo de fútbol. Este lugar es ideal para hacer un paseo en canoa con los peques cuando sus aguas están tranquilas (el día que fuimos nosotros hacía demasiado viento). Ya más entrado el verano tenéis actividades como el kayak, paddle surf, tiro en arco e incluso inchables en el lago para los peques. Os recomendamos esta excursión al Pallars Sobirà que podéis realizar con un mínimo de 3 días como nosotros.
