Veinticinco años han pasado, parece mentira, del estreno de Pesadilla antes de Navidad (1993). Una película que ha sabido ganarse el favor del público hasta alcanzar el estatus de clásico de culto. Su contribución a la hora de introducir las tradiciones de Halloween en países como España ha sido inmensa, hasta el punto de convertirse en referencia para toda una generación. No todo fue así desde el principio. En el año de su estreno fue recibida con opiniones mixtas por parte de la crítica especializada, mientras que el público general, en concreto el adulto, no sabía muy bien donde ubicarla. Algunos padres se alarmaron al comprobar como sus hijos disfrutaban de lo lindo con una propuesta protagonizada por seres grotescos. Ahora aquellos niños la reivindican y se la enseñan a sus hijos.
Henry Selick, director de la cinta, cuyo titánico trabajo no fue del todo reconocido, fue eclipsado por la fuerza arrolladora de Tim Burton, de cuya mente había surgido la historia principal sobre la que trabajarían Caroline Thompson (guionista) y Danny Elfman (compositor). Burton por aquel entonces estaba involucrado en el desarrollo de Batman vuelve (1992), por lo que le fue imposible asumir la función de director. Aun así, mantuvo una férrea supervisión sobre ella, cuya gestación llevo más de tres años de trabajo.
Tim Burton, al igual que les ocurrió a otros jóvenes animadores, fue reclutado por Walt Disney Pictures gracias a un programa de búsqueda de nuevos talentos del California Institute of the Arts (Cal Arts) a finales de los 70. Con tan solo dieciocho años, Burton causa sensación con el cortometraje Stalk of the Celery Monster (1979), una historia, realizada con animación tradicional, protagonizada por un dentista que experimenta con sus pacientes usando métodos poco ortodoxos. Ya en esta pieza el realizador presenta las bases tan características de su cine, con sus monstruos y universos tenebrosos.
El primer trabajo de Tim Burton en Disney consiste en entrar a formar parte del equipo de animadores de Tod y Toby (1981), en la que un zorrito y un perro de caza se convierten en dos amigos inseparables. Un título con animales parlantes que para nada satisface sus aspiraciones. Aquellos que lo recuerdan de aquella época tienen de él la típica imagen introvertida que ha caracterizado a los personajes de muchos de sus films. Se dice que, desde entonces, Burton aborrece los zorros por culpa de dibujarlos tanto. Su siguiente encargo fue realizar el arte conceptual de Tarón y el Caldero Mágico (1985), proyecto en el que a priori contaría con libertad creativa. El que luego fuera director de Bitelchús (1988) y Eduardo Manostijeras (1990) vio como todas sus ideas fueron rechazadas: “Siempre les parecí un bicho raro. Ellos guardaron las distancias conmigo, pero no me imponían casi nada. Supongo que trabajé lo suficiente para que no me despidieran. En esos momentos la compañía se encontraba en una época alocada”.
Entre Tod y Toby y Tarón y el caldero mágico, Burton obtendría un pequeño presupuesto de 60.000 dólares para realizar Vincent (1982), un corto en stop motion en el que su protagonista, Vincent Malloy, sueña de manera obsesiva en convertirse en Vincent Price, actor que, por cierto, prestaría su contundente voz como narrador.
De aquellos años también parte la idea original de Pesadilla antes de Navidad, cuyo primer intento de producción casi estuvo a punto de convertirse en un cortometraje como el antes mencionado. Con el paso de los años, Burton se fue transformando en un cineasta cotizado, logrando notables éxitos de taquilla con Bitelchús (1988) y Batman (1989). Su regreso a Disney se produjo tras Eduardo Manostijeras (1990), considerada una de sus cintas más personales. La factoría del ratón financiaría su nueva propuesta bajo el sello Touchstone Pictures, ya que la consideraban no excesivamente apropiada para el público infantil. Recordemos que son los años de Aladdin (1992) y El rey león (1994).
Con motivo del vigesimoquinto aniversario de esta película realizada en stop motion, el Auditori de Barcelona realizará uno de sus magníficos conciertos con proyección. Los días 1, 2 y 3 de noviembre, en plena celebración de Todos los Santos, podremos escuchar la música en directo de Danny Elfman, mientras se sincroniza con las imágenes de todas y cada una de las escenas de esta joya de la animación. Una gran oportunidad para volver a sentir la fuerza de una autentica obra maestra.
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