Una de las zonas más bonitas de la sierra de Madrid es el Valle de Lozoya, un área que en invierno nos regala una estampa de cuento con sus paisajes nevados, pero que de primavera a otoño se convierte en un lugar de peregrinaje para los madrileños que buscamos salir del mundanal ruido de la ciudad.
Qué hacer en Rascafría
Rascafría ofrece multitud de posibilidades de entretenimiento. Si te gusta el arte, tienes que realizar una visita al Real Monestario de Santa María de El Paular, fundado en 1.390 como monasterio cartujo y, desde 1954, abadía benedictina. En la actualidad sigue regentado por monjes que ofrecen visitas guiadas para ver el claustro, con más de 50 pinturas pertenecientes a Vicente Carducho que estuvieron en una primera etapa y se recuperaron en 2011, y también la zona monástica Hay quien dice que si paseas por la tarde por los alrededores del recinto aún se oyen los versos de un monje que habitó en él: “Todavía hay un valle y una tarde serena. Y lejos, una campana que suena en la serena tarde, todavía”.
Frente al monasterio se encuentra el Puente del Perdón (siglo XIV, aunque fue reconstruido por el deterioro que sufrió debido a las crecidas del río y a la climatología de la zona y el puente actual es de la primera mitad del siglo XVIII), al que se puede acceder desde el pueblo en un paseo a pie o en bici por la Avenida del Valle. Se trata de un recorrido muy fácil para los más pequeños (es todo llano) y para los amantes del senderismo. Cuenta la leyenda que el preso que era juzgado junto al puente, si al final resultaba absuelto y recibía el perdón, podía cruzar hacia el otro lado; pero si no era así, se hacía justicia en la Casa de la Horca. Desde este enclave existe una variante del camino que pasa por el Bosque Finlandés, zona con vegetación especial (abedules, álamos y abetos) que te recomendamos no perderte y que como puedes imaginar recibe este nombre porque recuerda al paisaje escandinavo.
Aunque si hay una zona que es la preferida de los niños y que a partir de primavera, pero sobre todo en verano se llena de familias activas es, sin duda, el área recreativa de las Presillas, con una serie de piscinas naturales para mojar los pies o, lo más atrevidos (el agua está más bien fresquita) el cuerpo entero. Aquí es habitual que nosotros pongamos nuestras toallas, esterillas, neveras y sillas para literalmente no hacer nada. Los niños disfrutan porque tienen libertad para correr y jugar a los superhéroes en la extensa explanada verde que cubre todo el recinto, y los padres nos relajamos con las vistas al macizo de Peñalara y a la Cuerda Larga y la paz y tranquilidad que nos brinda este lugar. Tenemos pendiente hacer una excursión desde este punto a las Cascadas del Purgatorio, una ruta que sigue parte del histórico Camino de Madrid que unía la cartuja de El Paular con la corte madrileña, en lo que hoy se conoce como la Ruta Verde 6, del Puerto de La Morcuera, pero aún hay que esperar a que las niñas sean un poco más mayores.