El mundo del circo siempre ha embelesado al público, habitualmente por su magia o simplemente por esa actividad nómada de ir llevando de pueblo en pueblo y de ciudad en ciudad la diversión y la fantasía. El cine no ha sido ajeno a todo ello, realizando grandes clásicos como El mayor espectáculo del mundo (1952), Trapecio (1956) o títulos más recientes como Agua para elefantes (2011). En estas películas se evocaba a un tipo de atracciones que ya nunca volverán y a una forma de mostrar grandes espectáculos que pertenece a épocas pasadas.
El gran showman, estrenada en pleno periodo navideño, es deudora de todo este espíritu. En ella descubriremos los orígenes de este noble arte, en un siglo XIX donde el entretenimiento se exhibía en grandes teatros y carpas. Aun así, el que busque veracidad hacía este periodo histórico no la encontrará, ya que, buena parte de lo que aparece en pantalla, es pura fantasía.
Efectivamente existió un personaje llamado Phineas Taylor Barnum, un hombre consagrado a su labor de empresario y artista circense en los Estados Unidos. Sus inicios en el mundo de espectáculo comenzaron en el llamado Museo Americano Barnum, un lugar donde acostumbra a mostrar engaños en base a criaturas que no podían existir en la naturaleza. Años más tarde fundaría el Barnum & Bailey Circus, fusionándose posteriormente con el Ringling Brothers Circus. Su actividad y grandeza lo consolidarían con el sobrenombre de “el mayor espectáculo sobre la faz de la Tierra”, llegando incluso a realizar giras internacionales. La vida de semejante empresa sobreviviría más de un siglo después de su muerte, llegando incluso hasta nuestros días. El año pasado, sin ir más lejos, el Ringling Brothers echaba el telón debido a una bajada sustancial de público y a las presiones continuas de los defensores de los animales.
La película El gran showman es una celebración en el más amplio sentido de la palabra. Su estructura de gran musical nos hará recordar a los viejos clásicos del género, aunque perfectamente adaptados a los gustos de las nuevas generaciones. Se trata de la continuación natural de lo que ya iniciaron en su momento Moulin Rouge (2001) y Chicago (2002). Dos cintas que fueron capaces de impactar entre el público y la crítica en sus respectivos años.
Sus canciones son enérgicas y coloridas, estando tras ellas los mismos creadores del éxito de La La Land (2017), pero, a diferencia de ésta, El gran showman no pretende trascender sino mostrar la grandeza ociosa y juguetona del gran musical. Algunos incluso reconocerán en ella aspectos vintages la mar de estimulantes.
Por su parte, Hugh Jackman está exultante, gracias a un papel hecho a su medida. Su carisma nos hace creer que estamos viajando a los mejores escenarios de Broadway con uno de sus soñados montajes. Lo acompañan en el reparto los también estupendos Michelle Williams y Zac Efron, junto a la enigmática belleza de Rebecca Fergusson y la voz prodigiosa de Keala Settle.
El filme concluye con una frase atribuida a Barnum: “El mejor arte es hacer felices a las personas”. El gran showman hace gala de ello y va mucho más allá. Su estreno ha sido, y está siendo, todo un gran feliz acontecimiento.
En este enlace podéis disfrutar del tráiler.
