La trilogía de El corredor del Laberinto llega a su fin con el estreno de La cura mortal, título que da cierre a estas adaptaciones cinematográficas de las novelas del mismo nombre escritas por James Dashner. En la historia, Thomas, un adolescente que ha superado toda clase de pruebas inimaginables para su edad, se ve convertido en objetivo de una organización que domina un mundo asolado por una plaga mortal.
La primera novela fue publicada en 2009, en pleno boom de la creación de relatos juveniles de aventuras. No era de extrañar que los estudios se fijarán en ella con el fin de realizar el consiguiente paso a la gran pantalla. La cinta fundacional llegaría en 2014 sin despertar, a priori, excesivo entusiasmo. Sin duda el mercado estaba saturado de productos similares, películas como Los Juegos del Hambre o Divergente venían a contarnos, con estructuras idénticas, los mismos universos distópicos repletos de acción, suspense y aventuras.
Contra todo pronóstico, El corredor del Laberinto supo presentarse con su propia identidad, aunque se vio incapaz de derrotar a la serie protagonizada por Katniss Everdeen, inmensamente popular. Este primer capítulo lograba atrapar gracias a su sugerente puesta en escena, especialmente centrada en la aparición de un entorno laberíntico con un gran aroma de aventura y ciencia-ficción. Su éxito propicio la llegada del capítulo intermedio –Las Pruebas- que, a pesar de ser inferior a su predecesora, conseguía mantener el interés en los seguidores.
Cuatro años más tarde nos llega esta tercera parte, un filme cuyo rodaje fue retrasado debido al accidente que sufrió su protagonista, Dylan O’Brien, durante una de las escenas de acción. El joven actor se rompió varios huesos faciales, hasta el punto de tener parada la producción durante varios meses.
Wes Ball repite como director, imprimiendo a esta conclusión de grandes dosis de acción. Precisamente la misma arranca con una frenética persecución que tiene a un tren de prisioneros como principal protagonista.
En esta ocasión los héroes se deberán enfrentar a CRUEL en su propio terreno, cambiando los intrincados pasillos del laberinto por las calles de una ciudad tecnificada fuertemente protegida.
Probablemente muchos vean en ella notables signos de agotamiento. Sin ir más lejos, las escenas intermedias resultan bastante repetitivas y hacen que el metraje se ponga cuesta arriba. Y el clímax, sin resultar apoteósico, deja con nota alta el resultado final. Sorprende, no obstante, su incapacidad a la hora de atraer a nuevos seguidores a la saga. La historia de este capítulo final puede ser entendida por cualquiera, pero el escaso carisma de sus personajes la hacen poco valedora de ese misticismo tan necesario en esta clase de propuestas. Aun así sus seguidores no saldrán defraudados, pero más allá de su entorno poco más que añadir.
Podéis encontrar el tráiler en el siguiente enlace.
