“Thor: Love & Thunder”, hard rock del bueno

Reconozco que fui de aquellos a los que no les gustó “Thor: Ragnarok”, ni tampoco la deriva, hacia el más profundo disparate, del Dios del Trueno en las siguientes entregas de Los Vengadores. Por tanto, desde el instante en el que se confirmó de nuevo la presencia de Taika Waititi como director, me esperaba lo peor.  No obstante, con las expectativas bastante bajas, me acerqué al cine por el simple afán completista hacia la serie. Y, contra todo pronóstico, me encontré con un filme que se convierte en algo especial dentro de la franquicia.

En Thor: Love & Thunder, el retiro del protagonista se ve truncado cuando hace su aparición un asesino galáctico conocido como Gorr, el Carnicero de Dioses. Thor deberá volver a la acción junto a la ayuda de Valkiria, Korg y su ex novia Jane Foster, la cual, para sorpresa de todos, logrará empuñar el martillo mágico convirtiéndose en la Poderosa Thor.

El director neozelandés consigue, por primera vez en toda su carrera, el equilibrio entre comedia y drama, sin caer en los tics y excesos a los que no tiene acostumbrados. Su nueva aproximación al universo de Marvel resulta más asentada, dedicándole gran parte del relato a la dinámica emocional, rota en esos momentos, entre Thor y Jane. Waititi en esta ocasión, sin abandonar su propio estilo en algunas escenas, respeta el material que está manejando, hasta el punto de alcanzar el que es probablemente uno de los mejores capítulos de la llamada fase 4 del MCU. Sin embargo, a mi manera de ver, tampoco lo tenía tan difícil, dado el bajo nivel presentado hasta este momento en los últimos filmes. Por su parte, Chris Hemsworth y Natalie Portman derrochan carisma, haciendo que el arco de sus dos personajes resulte fascinante.

Asimismo, no podemos obviar el gran trabajo musical que muestra su banda sonora. De hecho, este aspecto de la producción adquiere su propia identidad. A lo largo del metraje escucharemos una ecléctica variedad de temas, los cuales encajan a la perfección con la sucesión de escenas que van apareciendo. Enya, ABBA y, sobre todo, Guns N’ Roses dan con sus propios estilos un magnífico aporte a la historia. Su inclusión no es un mero subrayado. Canciones como Sweet Child O’Mine, de la conocida banda californiana, jamás ha sonado tan bien en una película. Este sonido se entremezcla de forma ejemplar con la partitura del omnipresente Michael Giacchino, un compositor que este año parece haberse desdoblado para estar presente en la mayoría de los blockbusters.

Nunca he experimentado un concierto de hard rock en vivo, pero intuyo que ver “Thor: Love & Thunder” debe ser lo más parecido a vivirlo. Larga vida al Dios del Trueno.

En este enlace, podréis ver su tráiler.

Francisco Javier Millán

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