Hace unos meses estuvimos en la feria Aprendemos Jugando y Elena, mi hija mayor, probó qué se siente al tener una espada (de juguete, en este caso) y ponerse una “careta” en la cabeza, como decía ella. Desde entonces, no para de decirme que quiere practicar esgrima, así que me dirigí al Club de Esgrima de Madrid para saber algo más de este deporte que pinta que va a formar parte de las actividades extraescolares de mi pequeña el próximo curso escolar. Un juego divertido, respetuoso y muy elegante (yo creo que por eso la ha enamorado desde un primer momento) que intenta practicar a diario en casa con lo que pilla más a mano.
La esgrima es un deporte apasionante que consiste básicamente en el arte de manejar la espada. Para ello se requiere concentración, coordinación, experiencia y velocidad, si lo que se quiere es ganar al contrincante. Los beneficios de la esgrima son tan amplios (ayuda al desarrollo, generación y elección de estrategias; entrena en la toma de decisiones, facilitándolas en situaciones críticas; fomenta valores como la disciplina y el respeto dentro y fuera de las pistas; aumenta el autocontrol emocional y el de la impulsividad; mejora la capacidad de adaptación y de concentración; facilita la planificación de tiempo y tareas; trabaja la motivación y la competitividad positiva; aumenta la agudeza, exactitud y rapidez de las percepciones visuales y de las reacciones motrices; agiliza los reflejos y la capacidad de reacción; descarga adrenalina; legitima el sacrificio…) que se puede comenzar a practicar desde temprana edad, y es que, ¿a qué niño no le gusta jugar a ser pirata o mosquetero o revivir algunas de las escenas de las películas de La Guerra de las Galaxias?
Qué se necesita para practicar esgrima
“No hay ‘un tipo de niño concreto’ que se interese por la esgrima, igual que no hay un estereotipo de chaval al que le guste el fútbol, el baloncesto o la escalada. Más bien se trata de un tema cultural o institucional y del entorno en el que crezca. Los niños se vinculan más a las actividades que practican en su colegio o en su casa, de ahí que el deporte rey sea siempre el fútbol. Pero a nuestro club se acercan muchos padres que buscan ampliar el repertorio de opciones que sus hijos tienen habitualmente al alcance de la mano en los centros escolares o polideportivos cercanos”, explican desde el Club de Esgrima de Madrid.
En cuanto al tipo de equipación que se necesita -algo que a los padres les preocupa bastante- estaría el traje (pantalón, chaquetilla y medias), la careta, el guante de la mano armada, las zapatillas de deporte y el arma. Y, en función del arma elegida (sable, espada o florete) hay que sumar algo de material eléctrico (es lo que hace que se enciendan las luces de los marcadores al meter los tocados). Se puede comprar (ronda una media de 140 euros), pero también en centros como el Club de Esgrima de Madrid se tiene la opción de tomarlo prestado de manera indefinida.
Si tu hijo es como la mía, que ve un palo de una escoba y se pone a pelear con su hermana (la otra se coge el de la fregona) o que cuando vais un día al campo no para hasta que da con un palo para hacer “guerras”, está claro que el esgrima puede ser una buena oportunidad para que realice un deporte y, de paso, active su cuerpo y mente con una actividad que le puede acompañar de por vida.
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