Este año hemos pasado unos días en familia, en la ciudad francesa de Montpellier. Se trata de una de las poblaciones más vibrantes del país vecino, gracias a su interesante programa cultural casi continuo. Asimismo, durante el mes de diciembre celebra su clásico mercadillo navideño. Para nosotros ha sido una experiencia fantástica en la que hemos reconectado con la magia de estas fiestas.
Este año, los ochenta y seis puestos del mercado se han instalado en el Paseo Real de Peyrou. La mayoría están dirigidos por artesanos y comerciantes locales, y, sin duda, han sido una gran inspiración con maravillosas ideas para regalos. Además, quince están dedicados a la gastronomía, con comidas dulces o saladas.
Los más pequeños pueden enviar su correo a Papá Noel utilizando el buzón habilitado para ello, el cual se halla situado frente al Temple des Eaux, uno de los monumentos más característicos de la ciudad. Y no nos podemos olvidar de la caseta tematizada dedicada a este famoso habitante del Polo Norte.
Por último, también nos pudimos sentar bajo la gran carpa para disfrutar de una comida junto a los demás visitantes del mercadillo. En este lugar existe la posibilidad de degustar productos locales: vinos, cervezas y zumos naturales en presencia de viticultores, cerveceros y productores de la región occitana.
Eventos para niños
El mercadillo tuvo además numerosos eventos a lo largo de todo el mes, como, por ejemplo: cuentos de Navidad con Papa Noel y los duendes, talleres de maquillaje, escultura y decoración con globos, y otras sorpresas. Uno de los más interesantes fue el espectáculo infantil “La reina del baobab dormido”, una versión musical y africana del clásico cuento de Perrault “La Bella durmiente”. En esta obra, una mosca tsé-tsé picó a la princesa Aurora, haciéndola dormir en un sueño que durará más de un siglo.
Desfiles navideños
Todos los días, a partir de las 14:30 h, se organizaron desfiles temáticos repletos de fantasía. Uno de ellos fue dedicado a Pandora y el universo de las películas de Avatar, y otros centrados en el mundo del circo, Disney y las fiestas navideñas.
La casa de Papá Noel
Durante todo el mes de diciembre, Papá Noel dejó sus maletas en el número 20 del boulevard du Jeu de Paume. Todos los viernes y sábados hubo animaciones musicales, pasacalles y sesiones de fotos. Por otro lado, desde la Casa de Papá Noel nos ofrecieron una selección de ideas para regalar, un buzón para lanzar las cartas con nuestros mejores deseos y talleres de dibujo.
Hotel Jost Montpellier
En este viaje decidimos alojarnos en el Hotel Jost Montpellier, un establecimiento híbrido que combina ochenta y cuatro habitaciones, apartamentos privados y una zona compartida con varias camas. Es decir, una mezcla entre un hotel tradicional y un albergue juvenil. Dispone de un restaurante con diseño y ambiente casual, áreas coworking para trabajar y una piscina en la azotea con vistas de 360º. Os recomendamos que lo descubráis entrando en el siguiente enlace.
Al tratarse de un hotel muy céntrico, teníamos todos los puntos turísticos de Montpellier muy cerca. Aun así, no nos resistimos a alquilar unas bicicletas y recorrer esta ciudad a la que seguro que volveremos en un futuro.