¿Quién quiere que le regalen un viaje estas Navidades? Yo, desde luego, e imaginad si se trata de educación de un viaje de estudios a Canadá o a Irlanda para aprender idiomas. Para estas Navidades os recomendamos regalos útiles y uno de ellos es una inmersión lingüística para vuestros hijos o para toda la familia. ¿Conocéis Kells College? Es una empresa española especializada en cursos de idiomas en el extranjero con más de 45 años de experiencia. Tienen la más amplia trayectoria en el sector de cursos, toda la experiencia y la garantía de 48 años de trabajo bien hecho con jóvenes y familias. Tenéis la opción de regalar a vuestros hijos un año o trimestre escolar (en Canadá, Francia, Irlanda, Nueva Zelanda, Reino Unido, EE.UU…), un curso individual o grupal con otros jóvenes en otro país, un curso en familia (también los hay para adultos) o un campamento de verano en alguno de estos destinos. No creo que haya otro regalo mejor que la educación. No solo los idiomas te abren puertas sino que viajar te cambia la mente. Hoy queremos centrarnos en uno de estos países en los que trabaja Kells College, Canadá.
Es el segundo país más grande del mundo (por detrás de Rusia) y también es uno de los más atractivos, por sus alucinantes parques nacionales, sus paisajes increíblemente bellos y sus interesantes ciudades. Canadá se encuentra ubicado en el extremo norte del subcontinente norteamericano y se extiende desde el océano Atlántico al este, el océano Pacífico al oeste y hacia el norte hasta el océano Ártico. Comparte frontera con los Estados Unidos al sur y al noroeste con su estado federado, Alaska. Es uno de los países más multiculturales del mundo, debido al cruce de tradiciones de las colonias francesas y británicas, así como también a la influencia de la cultura norteamericana y de las aportaciones de los inmigrantes. Solamente en Toronto se hablan más de 140 idiomas y dialectos.
Imaginad el regalo que podéis hacer a vuestro hijo. Canadá es apetecible en cualquier época del año. En verano, momento en el que puede hacer un curso intensivo, ofrece una gran variedad de actividades al aire libre, como disfrutar de las vistas de las montañas. ¿Pero habéis pensado alguna vez en que realice allí un año académico o un trimestre? La primavera en Canadá es ideal para recorrer sus ciudades; el otoño es mágico para enamorarse de su paisaje de tonos marrones, rojizos, naranjas y amarillos que nos brindan las hojas de los árboles y en invierno deportes como el esquí, el patinaje o el snowboard son una excelente opción, además de visitar los mercadillos y las decoraciones de Navidad. ¿Qué os parece?
Hoy en Familias Activas os queremos hablar un poco de este país y de Kells College para que sea una decisión este año en casa. En Kells College disponen de programas propios y acuerdos en exclusiva con prestigiosas organizaciones internacionales, asegurando así un control más eficaz de los diferentes aspectos que intervienen en el éxito de los cursos de idiomas.
Su equipo, con experiencia empresarial y educativa, es pionero en su sector. Sus profesionales tienen formación internacional y aportan una visión innovadora y una gestión dinámica, centrada en la atención al cliente. La filosofía de Kells College es ofrecer programas completos de aprendizaje e integración en la vida y cultura del país anfitrión para que el participante aproveche su estancia disfrutando de las diferencias culturales. Dentro de esta filosofía de integración, la familia juega un papel trascendental, por ello los procesos de selección son meticulosos y las familias son objeto de un permanente seguimiento de evaluación. Yo he visto alguna de las escuelas que tienen en Canadá y, creedme, son maravillosas. Este año también iré a Irlanda a conocer cómo hacen su trabajo allí. Os lo contaré paso a paso en otros artículos en este blog para las familias.
Volviendo a Canadá os diré que es un lugar mágico, con más de 40 parques y reservas nacionales, cubriendo 300.000 kilómetros cuadrados. Las Montañas Rocosas, el Jasper National Park, Banff y, por supuesto, las famosísimas Cataratas del Niágara, son destinos obligados a compaginar con nuestros estudios. Si tenemos suerte, podremos ver auroras boreales y Whitehorse (Yukón) es el lugar perfecto para ello. Otro de los grandes atractivos del país es el avistamiento de ballenas. Uno de los mejores lugares es en Victoria (Vancouver) donde, a pesar del clima duro y frío, se reúnen antes de migrar hacia mares más cálidos a aparearse.
Cuando uno descubre Canadá, lo ama. Tal vez es por su asombrosa naturaleza, la amabilidad, educación y generosidad de los canadienses o sus ciudades tan dispares. Toronto es la más grande y también el corazón financiero del país, plagada de rascacielos, galerías de arte y museos tan emblemáticos como el Real de Ontario. En Vancouver tampoco faltan la cultura (el Museo de Antropología es visita obligada) ni los edificios modernistas, como el globo de Science World. Aunque si hay algo que define a la ciudad es el Parque Stanley (playas, vistas, fauna y tótems de colores). Quebec es una de las más longevas del continente y en su casco antiguo amurallado de estilo europeo se respira parte del pasado colonial del país, siendo el Hotel Castillo Frontenac su máximo emblema. La misma sensación de grandiosidad la experimentamos frente al Parlamento de Canadá, en Ottawa, con cambio de guardia estilo ‘british’ incluido. Y si buscamos una gran ciudad que combine vanguardia e historia, esa es Montreal, con su Basílica de Notre-Dame y su Biosfera.
Del país es originario el Maple (jarabe de miel) que los canadienses usan sobre waffles, tocino, carne, pollo, huevo, ensaladas y en prácticamente en cualquier cosa. También la Poutine, un platillo de papas a la francesa, con queso en trocitos y bañadas por salsa gravy. ¿Qué más añadir? Pues a modo de curiosidad, que según el World Happiness Report, un estudio realizado por un grupo de expertos respaldados por la Sustainable Development Solutions Network (organismo que forma parte de las Naciones Unidas), Canadá es el séptimo país más feliz del mundo.