Hace un par de años, la hija de una amiga vino entusiasmada a casa con un modelo de las primeras Game Boys. Tenía la misma ilusión que una paleontóloga ante el fósil más deseado. Para los pequeños, la incursión de la tecnología en la vida no es una etapa de la civilización. Es la civilización misma. Esta es la razón por la que muchos manifiestan curiosidad por el origen de la misma, así como por sus primeros gadgets. Por eso, para satisfacer dicha curiosidad, hemos pensado que a las Familias Activas os encantará la exposición Érase una vez la informática.
Érase una vez la informática en la Casa de la ciencia de Sevilla
Se trata de una Exposición temporal disponible hasta octubre del año del 2018, por lo que podéis marcar cualquier fecha en el calendario. Teniendo en cuenta las maravillas que alberga la ciudad, os recomiendo pasar un puente y que exploréis la ciudad con tiempo. Por cierto, si os animáis, no os podéis perdéis los espacios que sirvieron de escenario para Juego de Tronos ni Itálica, de la que os hablaremos dentro de poco.
Retomando Érase una vez la informática, se ha pensado la exposición como una actividad lúdico-educativa, para destacar no solo los artefactos más representativos de las distintas etapas de la historia de la tecnología. También se habla de las personas que hicieron mejores aportaciones a las mismas. Esto es importante no solo por su valor enciclopédico, sino por lo inspirador que puede resultar para los más jóvenes. Saber que con esfuerzo, conocimiento y creatividad una persona normal puede cambiar el mundo.
El diseño de la misma está completamente orientado al público familiar. Las piezas vienen acompañadas de carteles informativos inspirados en el cómic, por lo que domina la imagen, los colores vivos y unas explicaciones divertidas y, sobre todo, comprensibles para todo el mundo. Nada de eso de fuentes minúsculas, con un tono que recuerda más al prospecto de una medicina que a una muestra que pretende ser atractiva para el público. Y por supuesto, no podría faltar el soporte audiovisual.
Todo ello consigue demostrar a nuestros hijos que los smartphones, tablets, ordenadores… que tenemos hoy no partieron de la nada, sino que serían imposibles sin objetos tan rudimentarios como el ábaco.
De una colección privada a un espectáculo total
La idea partió del coleccionista Francisco Arnanz. Este tuvo la intención de que su colección privada podría ser de utilidad para otras. Así, todo comenzó con una pequeña muestra en una tienda de fotografía, en su ciudad. Poco a poco, el proyecto fue creciendo hasta convertirse en lo Erase una vez la ciencia, una exposición en la que han intervenido educadores y pedagogos, con la finalidad de que las Familias Activas puedan disfrutar de una actividad que cuenta ya hoy ¡Con una máquina enigma!
Así, como decíamos, los pequeños se divertirán con objetos que van desde el primer microprocesador, la primera calculadora con impresora hasta los primeros modelos de la PlayStation o Sega. Para nosotros, esta última parte será como ver un museo de nuestra propia infancia. Esos juguetes que deseábamos con todas nuestras fuerzas están ahora tras un cristal, y con él nuestros recuerdos. Aquellas quedadas en casa del amigo o amiga que tenía la Súper Nintendo o aquella primera Sony que funcionaba con CD-Rom y no con cartuchos.
Se trata, pues, de un exposición para familias que producirá una amalgama de sentimientos. Algunos compartidos y otros no. Toda la familia experimentará el mismo asombro frente a los artefactos más antiguos. Sin embargo, los mayores nos veremos envueltos por cierta nostalgia ante los ladrillos que solíamos llamar “teléfonos móviles”, mientras los jóvenes nos preguntarán cómo podíamos manejarnos con ellos.
En todo caso, esta pregunta constituye un buen punto de partida para una buena conversación familiar, ¿no os parece?
