Por primera vez en España, los seguidores de Star Wars podrán disfrutar de la película más mítica de la saga con música en directo interpretada por una orquesta compuesta por más de 80 músicos. Esta cita cinematográfica reunirá los mejores temas orquestales y musicales de John Williams mientras los espectadores, a través de una pantalla gigante, podrán disfrutar de la película y de su banda sonora interpretada en vivo. Las entradas de Star Wars In Concert: Una Nueva Esperanza todavía se pueden adquirir, teniendo dos opciones: el concierto de Madrid (10 y 11 de marzo) y el de Barcelona (17 y 18 de marzo). Puedes comprar las entradas en el siguiente enlace.
El espectáculo, que ha sido un éxito a nivel mundial y que nunca antes había pisado nuestro país, ofrece al espectador una experiencia única para adentrarse en el universo Star Wars donde podrá disfrutar de la película junto a otras diez mil personas mientras escucha la música interpretada en directo. Esa banda sonora que cambió la historia del cine y que cualquier persona, aunque no sea fan de la saga, sabe reconocer.
Aprovechamos este acontecimiento para hacer un poco de historia, viajando a una galaxia muy muy lejana…
Los 70 estaban dominados por la música disco, pensar en un regreso al sinfonismo clásico del siglo XIX era un absoluto desatino. Pero algo, afortunadamente, estaba a punto de cambiar. Steven Spielberg había conseguido un gran éxito de con Tiburón (1975), provocando que numerosos veraneantes dejasen vacías las playas estadounidenses. Los problemas técnicos a los que se enfrentó, fueron superados ampliamente gracias a la composición de una partitura, cuyo tema principal, se convertiría en todo un fenómeno popular. Tras el mismo, John Williams, un compositor con formación clásica, que había trabajado ya con el director en Loca Evasión (1974). Ambos comenzaron a forjar en esos años una de las relaciones artísticas más duraderas de la industria.
Spielberg, al visionar el primer montaje de La Guerra de las Galaxias, lo tuvo bien claro. George Lucas y John Williams se tenían que conocer en cuanto fuera posible. El propio Lucas había utilizado piezas de Wagner y Dvorák para enlazar emocionalmente las secuencias. Ambos compositores fueron la inspiración de otros como Erich Wolfgang Korngold, Max Steiner y Franz Waxman; autores todos ellos de la época dorada de Hollywood. Williams cogería toda esta tradición wagneriana, a la que se vendría a sumar la sonoridad de Los Planetas (1918), obra del compositor británico Gustav Holst. Tanto Lucas como él querían establecer un paralelismo con lo que había conseguido Richard Wagner con su ciclo de óperas de El anillo del Nibelungo (1848-1874). En lo relativo a las influencias cinematográficas, el modelo a seguir sería Korngold, y su trabajo para El Capitán Blood (Michael Curtiz, 1935).
Al igual que hacían Korngold y Wagner, cada uno de los personajes del film tenía que tener su propio tema, en función siempre de sus motivaciones. Por ejemplo las apariciones de Darth Vader siempre iban precedidas de un tema poderoso y amenazador, mientras Luke transmitía a través de su música la inocencia y fascinación por los misterios de la galaxia. Ambos motivos los podemos encontrar respectivamente en el ataque de Vader a la nave de Leia y en el plano de los dos soles de Tatooine. La partitura también tendría espacio a temas de carácter mucho más lírico. Las notas musicales que hacen referencia a la Princesa Leia expresan el componente romántico del personaje, sin obviar en absoluto su determinación.
Los espectadores que vieron por primera vez la película en 1977 palidecieron ante la grandiosidad de la música. Tras el silencio que se imponía durante el cartel de A long time ago in a galaxy far, far away, sobrevenía el imponente tema principal a modo de obertura. Aún hoy en día, los fans de todo el mundo, vuelven a experimentar la vibración de esta música con cada uno de los capítulos de la saga.
Escuchar la banda sonora íntegra es adentrarse en la primera piedra de una obra capital, cuyo desarrollo temático alcanzaría cotas realmente inimaginables. Los personajes y la historia se iban desarrollando y variando al igual que la música. Una obra maestra grabada con la London Symphony Orchestra, que le hizo ganar a John Williams su tercer Óscar.
El álbum se convertiría en superventas, y algunos de sus temas fueron notablemente adaptados a la música disco y funk. El disco Star Wars and Other Galactic Funk (1977) llegó al número 1 en ese mismo otoño. Por su parte, la tirada inicial de 10.000 copias de la banda sonora original se quedó corta ante tanta demanda, mientras, el público de rebote, empezó a interesarse por compositores clásicos como Wagner y Chaikovski.
La música saltó a los grandes escenarios musicales, siendo el concierto del Hollywood Bowl del 20 de noviembre de 1977 el primero de todos ellos. El espectáculo, que incluía efectos lumínicos y niebla, fue presentado por William Shatner, el inolvidable capitán Kirk de la serie Star Trek (1966-1969). El programa incluía una suite con la partitura de Williams, junto a una serie de piezas clásicas de Richard Strauss y Gustav Holst. Todo ello interpretado por la Filarmónica de Los Ángeles bajo la dirección del director hindú Zubin Mehta.
Desde esa fecha no se ha dejado de representar en los auditorios y arenas de todo el mundo, siendo las interpretaciones de la Boston Pops y la London Symphony las más celebradas.