El cartel de Parque Jurásico (Jurassic Park, Steven Spielberg, 1993) presentaba un fondo negro con un esqueleto de T-Rex en forma de logo, y un lema que daría la vuelta al mundo: “Una aventura que comenzó hace 65 millones de años”. Este mensaje cautivador daba el pistoletazo de salida a una campaña de marketing a la altura de las grandes dimensiones de sus protagonistas.
Todo comenzó en la mente de Michael Crichton, autor de novelas como La amenaza de Andrómeda (1969) o Esfera (1987), durante el proceso de desarrollo de una serie de televisión con Steven Spielberg titulada ER (Urgencias) (1994-2009). En esas largas reuniones ambos tuvieron la oportunidad de hablar de proyectos pasados y futuros. Cuando el novelista le reveló la idea de resucitar a los dinosaurios, el director de E.T. El Extraterrestre (1982) no dudó ni por un momento en leer uno de los primeros borradores. A continuación la compra de los derechos junto a Universal Pictures sería casi inmediata.
Crichton publicaba Jurassic Park en 1990, trasladando a los lectores a las playas de Costa Rica, donde una doctora se enfrenta al desafío de examinar las heridas de un paciente mordido por una extraña criatura sin catalogar. Este incidente parece tener relación con los oscuros movimientos de la compañía InGen, encargada de levantar un gran zoológico en la Isla Nublar, a 50 millas náuticas del continente. La empresa, con el fin de avalar las instalaciones, contrata los servicios de varios científicos de diferentes disciplinas. En el interior de la isla descubrirán que los genetistas de InGen han aislado el genoma de varias criaturas prehistóricas que, al mezclarlo con los reptiles actuales, da como resultado la resurrección de diversas especies de dinosaurios.
Spielberg, nada más leer la novela, la desgajó convirtiéndola en un completo storyboard que serviría como guía durante la fase de preproducción. Parque Jurásico fue, de nuevo, un sueño infantil cumplido, de la misma manera que lo habían sido en el pasado los extraterrestres, los fantasmas y los seriales de aventuras. El juguete favorito del cineasta había sido un pequeño triceratops de plomo que sus padres le compraron en un museo de ciencias.
Por su parte, el mítico compositor John Williams pondría música a las poderosas imágenes que surgirían de un rodaje llevado en gran parte en la isla de Kauai, en el archipiélago de Hawái. En palabras del propio Spielberg: “John y yo no habíamos hecho una película como ésta desde Tiburón. Ha sido una experiencia muy divertida volver a revisitar este género al que no habíamos vuelto desde hacía 18 años”.
La partitura del maestro Williams se mueve en dos registros bien diferenciados. Por un lado tenemos los componentes habituales del cine de Spielberg, donde la magia y la aventura están muy presentes, y por otro pasajes mucho más terroríficos repletos de acción y suspense.
Los espectadores que acudan a L’Auditori de Barcelona los días 11, 12 y 13 de octubre experimentaran en directo la magnífica creación de Williams mientras su música se sincroniza a la perfección con las escenas de la película. La Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Catalunya (OBC) ya ha realizado conciertos similares demostrando ser una de las formaciones musicales más preparadas para esta clase de eventos a nivel internacional. Todavía resuenan en el L’Auditori las grandes ovaciones del público tras las proyecciones de Gladiator, Titanic o la saga de El Señor de los Anillos, con la que, por cierto, regresaran a principios de enero.
Sobre el escenario se interpretará la partitura integra de Jurassic Park, banda sonora que posee dos de los temas más reconocibles de su autor: Theme from Jurassic Park y Journey to the Island. Ambos eclosionan en uno de los momentos más emocionales de la carrera de Steven Spielberg: la escena en la que John Hammond (Richard Attenborough) da la bienvenida a los visitantes, y a los espectadores, a su flamante parque temático. El plano general con los dinosaurios bebiendo en el lago se graba a fuego en la retina del que la ve por primera vez, siendo la música de Williams uno de los ingredientes fundamentales en la creación de este recuerdo.
Con Parque Jurásico John Williams demostró una vez más su valía a la hora de narrar la historia a través de las notas musicales. Desde los momentos sentimentales antes mencionados, pasando por temas de una belleza extrema como My friend, the Brachiosaurus, o el T-Rex Rescue & Finale repleto de tensión y perfecto maridaje con el tono de suspense de la cinta.
Si quieres experimentar estas sensaciones en directo no dudes en adquirir tus entradas en el siguiente enlace. Un encuentro único entre la música y el cine ideal para toda la familia. Seguro que más de uno volverá a recordar cuando era niño y vio por primera vez esta aventura. La música como clara hacedora de nuestros sueños fantásticos más increíbles.