Óscar y mami es de esas obras de teatro que te hacen reír, llorar, (y mucho) pero también pensar. Pensar sobre la vida, sobre qué esperamos de ella y sobre cómo la vivimos.
Óscar y mami, uno de los mejores textos del autor francés Éric-Emmanuel Schmitt (Varios premios Molière, Gran Premio del Teatro de la Academia Francesa y Premio Goncourt) que se representa estos días en la Sala Arapiles de Madrid, es un canto a la vida y a la imaginación. A pesar de lo corta que pueda ser nuestra existencia, merece la pena saborearla intensamente, explorando nuestra capacidad de enriquecer todo lo cotidiano. Porque la felicidad, dice Schmitt, no consiste en ignorar el sufrimiento, sino en integrarlo.
La historia de una complicidad
Dirigida por Juan Carlos Pérez de la Fuente y protagonizada por Mona Martínez (se trata de un monólogo a varias voces), Óscar y Mami Rosa es la historia de una complicidad: la de Óscar, un niño de diez años enfermo de leucemia, y la de Mami Rosa, la voluntaria que le visita todos los días en el hospital.
Con valentía, con imaginación y también con buen humor, Mami Rosa compartirá los últimos doce días de la vida de Óscar, tejiéndose entre ambos una intensa relación de amor y amistad, relación que nos irá introduciendo en los grandes misterios de nuestra existencia: el amor, la muerte, la felicidad…
Pero quizás la grandeza de este texto y una de las claves de la trayectoria teatral de Schmitt es la ausencia de pesisismo en cada uno de sus propuestas y así es como Óscar y Mami Rosa “refleja un optimismo que no niega el dolor, sino que se basa en la decisión de no verse destruido por lo trágico”.
El origen de Óscar y Mami Rosa
Óscar y Mami Rosa nace de la experiencia y el recuerdo de Schmitt durante su infancia. “De niño, frecuenté mucho los hospitales. No porque estuviera enfermo, sino porque acompañaba a mi padre, que atendía a los niños. Era fisioterapeuta. Más tarde, siendo ya adulto, volví a frecuentar los hospitales. A veces para acompañar a un pariente en momentos difíciles. A veces porque era yo el paciente. Como Óscar, conocí la enfermedad mortal. A diferencia de Óscar, pudieron sanarme. Sin embargo, cuando me curé –pero, ¿se cura uno del todo alguna vez?- descubrí que curarse no era tan importante. Por encima de la curación, hay que ser capaz de aceptar la enfermedad y la muerte”, explica.
Óscar y Mami Rosa es una delicia para los amantes del teatro, porque aquí lo que destaca, además del poderoso texto, es la magistral interpretación de su actriz principal. Sin quitarse el gorro y solo modulando su voz, va pasando de un personaje a otro sin que el público nos percatemos apenas. Prepárate para llorar, sobre todo si eres sensible y para que se te ponga un dolor de estómago en algunos momentos, pero no dejes pasar la oportunidad de asistir a esta representación. Personalmente, ¡hacía tiempo no veía algo hecho con tanto cariño, mimo y cuidado!