Museo del Prado, Museo de Ciencias Naturales, Museo de Sorolla… Madrid alberga alrededor de más de 40 museos a cuál más interesante, atractivo y singular. La oferta es amplia y variada para todos los gustos y edades, pero si hay un museo que hace las delicias de los más pequeños y permite que los mayores viajemos en el tiempo ese es, sin duda, el Museo del Ferrocarril.
Situado en la antigua estación de Delicias, el Museo del Ferrocarril se inauguró en 1984, aunque la estación fue construída por el ingeniero francés Émile Cachelièvre en 1880 y considerada un claro ejemplo de la arquitectura del hierro característica del siglo XIX.
¡Pasajeros al tren!
La visita al Museo del Ferrocarril se hace obligatoria para los niños y padres y madres amantes de este medio de transporte. Primero porque en la nave central de la estación se sitúa una variada muestra de locomotoras y coches de viajeros a través de los cuáles se puede entender la evolución de los trenes y su funcionamiento hasta el día de hoy: vapor, eléctrica, diésel… Y, segundo, porque hay la opción de subir a algunos de ellos y sentarse en sus butacas que años atrás trasladaron, quién sabe, a artistas e intelectuales de la época o algún pariente lejano nuestro.
A ambos lados de la nave central se abren varias salas temáticas, entre las que figura la dedicada a antiguos relojes de estaciones, otra dedicada a modelismo -parada más que imprescindible por sus maquetas animadas-, y una tercera en la que se explican los principales elementos de la infraestructura ferroviaria.
Amplia oferta educativa
Pero si hay algo que trabajan y cuidan mucho desde el Museo del Ferrocarril es toda la oferta educativa y familiar que tienen a través de distintas actividades: obras de teatro donde, como no podía ser de otra manera, el hilo conductor es un tren; mercadillo de modelismo (primer domingo de cada mes excepto agosto), una oportunidad única para comprar, vender o intercambiar piezas antiguas y/o encontrar un regalo original y diferente; feria de juguetes y cómics (primeros sábados de cada mes), donde se pueden ver todo tipo de muñecas, figuras de plástico y de acción o álbumes de cromos…; mercado de motores (segundo sábado y domingo de cada mes), una cita al más puro estilo londinense para adquirir ropa y objetos de decoración vintage y productos ecológicos de alta calidad; o el tren del jardín (sábados por la mañana excepto julio y agosto o caso de lluvia o nieve), un recorrido único por un tren real, pero de pequeñas dimensiones con pasos a nivel, placa giratoria o estaciones. ¿Te subes?
Marco Topo, un guía muy especial
Aunque la más novedosa es la incorporación de las aventuras de Marco Topo como “guía especial” para descubrir el museo. Un juego orientado a niños a partir de los 6 años, que combina el soporte en papel con el digital. Cada aventura de Marco Topo se compone de un mapa del lugar a explorar -en este caso del Museo del Ferrocarril-, un set de pegatinas y una app web (la podrás adquirir en las taquillas del museo por 1 euro), donde se plantean diferentes retos sobre este mágico enclave, y un silbato ferroviario que será de gran ayuda para resolver las distintas pruebas. Una experiencia didáctica para conocer este rincón de Madrid en familia.