Teniendo en cuanta que nuestra unidad familiar está compuesta por tres chicas, de las que solo mamá es aficionada el fútbol, y un chico (papá), que solo ve los partidos de la Selección Española de Fútbol y siempre y cuando se trate de una competición importante (llámese Eurocopa o Mundial), la idea de pasar un domingo por la mañana en el Teatro de Latina viendo Los Futbolísimos, el musical, no les emocionaba demasiado.
Aún con todo, yo estaba segura de que mi propuesta no les iba a desagradar. Primero, por cuando una saga literaria tiene tanto éxito (se han vendido dos millones de libros hasta la fecha y la versión cinematográfica que se estrenó este verano arrasó en taquilla) y, segundo, porque el teatro es pura magia y puede hacer despertar las más profundas emociones.
Los Futbolísimos, 10 años después
El argumento de Los Futbolísimos, el musical, continúa centrado en las aventuras de Pakete, Helena con hache, Camuñas, Toni, Anita, pero 10 años después desde la última vez que se vieron. “Una de las preguntas que siempre me hacen en encuentros que hago en bibliotecas o colegios es qué va a ser de Los Futbolísimos cuando sean mayores”, explica Roberto Santiago, autor y director de esta saga, que añade: “¿Se harán novios? ¿Resolverán algún misterio? ¿Continuarán jugando al fútbol? De estas preguntas nace el musical”.
Los chicos recibirán una misteriosa carta que les “obligará” a volver a enfundarse la equipación de su combinado, resolver una intriga imposible y, sobre todo, volver a sentirse niños otra vez. Ays, ¡quién pudiera viajar en el tiempo y retroceder unas cuántas décadas! ¿verdad? “Una historia totalmente nueva, que no se cuenta en ningún libro de la colección ni tampoco en la película y que es exclusiva de los escenarios”, explica Roberto Santiago.
Y todo ello creado a través de la música y las canciones, que son el hilo conductor de la emoción de esta historia, y basado en unos valores esenciales: aprendizaje a través del trabajo en equipo, integración e igualdad de género, empatía y solidaridad con las personas diferentes, la familia como pilar básico de la educación de los niños y, por supuesto, algo que no hay faltado nunca en los libros, un humor inteligente, respetuoso y cercano.
El mensaje que mis hijas se llevaron a casa es que el fútbol sí que es para chicas, aunque en el recreo del colegio sean ellos los que todavía “invadan” el patio con sus porterías y su balón. Después de ver Los Futbolísimos, el musical, creo que Elena se está planteando apuntarse a este deporte. ¡Y noosotros, encantados! Lo importante es que ella descubra eso que realmente le guste y le llene. Y, de paso, papá aprende qué es un fuera de juego.