El monstruo marino llegó a la plataforma Netflix de forma discreta a principios del mes de julio. Una cinta que se ha revelado, por motivos propios, como la sorpresa animada de este verano. Dirigida por Chris Williams, cuenta la historia de un cazador de monstruos legendario llamado Jacob Holland, el cual, sin esperarlo, tendrá que hacerse cargo de una huérfana con sed de aventuras.
Chris Williams tiene en su haber un excelente currículum como director de animación. Fue codirector de tres de las mejores propuestas de Disney de los últimos años: Bolt (2008), Big Hero 6 (2014) y Vaiana (2016). El monstruo marino se convierte en su primer trabajo fuera del estudio del ratón y también en su primera película en solitario. En ella presenta un pulso narrativo excepcional, en especial en sus exuberantes escenas de acción. Y sorprende, sobre todo, su habilidad a la hora de mantener el interés en las casi dos horas de metraje. Este aspecto se puede considerar una auténtica proeza dentro del género.
El guion levanta una mitología propia alrededor del concepto del frágil equilibrio entre los humanos y los monstruos marinos. Ya desde el arranque, presenta una serie de personajes carismáticos que harán las delicias de todos aquellos que se han criado leyendo aventuras marinas de Herman Melville y Julio Verne. De hecho, esta película tiene mucho de Moby Dick y 20.000 leguas de viaje submarino. Pero estas no son las únicas influencias, Chris Williams salpica su historia con grandes escenas en las que los espectadores asistimos a enfrentamientos titánicos entre criaturas de enormes dimensiones. Una monster movie de manual, al más puro King Kong contra Godzilla, mezclado con una pizca de ese desenfado propio de Piratas del Caribe.
Sin embargo, a su director le cuesta desprenderse de la sombra alargada que supone la trilogía Cómo entrenar a tu dragón. Muchos seguidores del género animado las compararán de manera irremediable. Red, el monstruo protagonista, es muy similar, tanto en su mirada como en actitud, al querido dragón Desdentao. En consecuencia, la historia planteada por el director recordará demasiado a aquellos filmes de Dreamworks. Si en estos, los vikingos tenían un miedo ancestral a los dragones, aquí son los habitantes de un reino quienes tiene pavor a unas criaturas procedentes de los mares ignotos.
Afortunadamente, llegados a un punto, El monstruo marino emprende su propia travesía gracias a la dinámica entre Jacob y Maisie. Esta última será quien exprese el grito del cambio en una sociedad inamovible basada en las mentiras y la superchería. La moraleja de la película es una genialidad a este respecto. Por mucho que se empeñen algunos, las tradiciones no son siempre el mejor camino a seguir.
En los antiguos mapas de navegación, cuando el mundo todavía distaba por ser descubierto en su totalidad, solían dibujarse en los bordes grotescos animales advirtiendo a los marineros más avezados. Además, habitualmente, estos dibujos solían ir acompañados de la siguiente frase: “Encontrarás dragones”. Para el ser humano las regiones desconocidas eran una invitación al peligro y la fantasía. Una forma de ver la aventura, cuyo espíritu ha sido captado a la perfección en esta inesperada cinta animada. Al igual que Jacob y Maisie, en aquellos tiempos lejanos, algunos decidieron ir más allá expandiendo el conocimiento humano.
En este enlace encontraréis el tráiler de esta película.