Me siento muy orgulloso de presentaros el que es mi tercer libro como escritor. Su publicación, a cargo de la editorial Diábolo Ediciones, se producirá a finales de mes. Hoy quiero haceros este adelanto, con algunos extractos del texto, a todos los seguidores del blog de Familias Activas. Aprovecho la ocasión para agradeceros vuestra confianza, sobre todo, por seguir asiduamente mis recomendaciones cinematográficas.
“Destino Camelot: Reinos fantásticos del cine y la televisión” nos lleva a una época donde la fantasía y la magia llamaban a las puertas de nuestro espíritu de aventura. Un tiempo no tan lejano, en el que trilogías cinematográficas como El Señor de los Anillos o series como Juego de Tronos no existían. Una era en la que los creadores tenían que hacer uso de las técnicas más artesanales para plasmar en imágenes los sueños de muchos espectadores. Tal y como rezaba el cartel de Cristal Oscuro se trataba de “Otro tiempo en la era de la maravilla”.
Este libro viene a cerrar la trilogía que inicié con “Generación Goonies: Los años dorados de la productora Amblin” en 2015 y que continué, dos años más tarde, con “Galaxia Lucas: Más allá de la Fuerza”. Ambos hacían un recorrido por la nostalgia cinematográfica y televisiva creada por Steven Spielberg y George Lucas, dos de los cineastas más influyentes de la historia del cine. Unos soñadores únicos cuyas producciones más exitosas generaron pasiones y más de una vocación. Un fenómeno jamás visto hasta ese momento en el séptimo arte.
Fue durante la escritura de Galaxia Lucas cuando nació la idea de dedicar un tercer libro al subgénero de Espada y Brujería. Sin ir más lejos, la película fundacional de Star Wars provocó que volviéramos a ilusionarnos con caballeros, princesas y dragones, aunque tuvieran un aspecto tecnológico y vivieran en una galaxia muy muy lejana. Las sables de luz de los Jedi eran un arma de poder equiparable al misticismo que desprendía Excalibur, la espada en la piedra que tan solo podía ser extraída por el único y futuro rey de Camelot. El propio George Lucas se vería seducido por esta clase de historias, produciendo títulos generacionales como Dentro del laberinto y Willow.
La eclosión de esta forma de entender el cine tuvo su máximo apogeo en la década de los 80. Cada uno de los grandes estudios quería tener su propia fantasía épica, dando lugar a una serie de títulos con mayor o menor recorrido; incluso aquellos que no gozaron del éxito en taquilla obtuvieron una nueva vida en los videoclubes.
El fenómeno también se extendió a otros formatos: juegos de rol, literatura, series de televisión, cómics y videojuegos. Son los años de los libros de la colección Dungeons & Dragons: Aventuras sin fin, en cuya introducción prometían que en sus páginas encontraríamos muchas aventuras en tierras y reinos fantásticos poblados de orcos, halflings, elfos, magos y un largo etcétera. Cada uno de estos volúmenes, en tamaño bolsillo, tenían aproximadamente unas 150 páginas, y no era de extrañar ver a algunos lectores devorándolos con la banda sonora de Conan, el bárbaro o Willow de fondo. Tampoco podemos olvidar la popularidad de Las Crónicas de la Dragonlance. Esta saga se ganó su propia identidad en el universo de Dungeons & Dragons publicándose juegos de rol específicos y nuevas novelas, algunas en forma de trilogía, que contaban nuevos detalles y aventuras del mundo de Krynn.
“Destino Camelot: Reinos fantásticos del cine y la televisión” abarca hasta casi la llegada del siglo XXI. No solo se ciñe a la Espada y Brujería en particular, sino también a la Fantasía en general, incluyendo curiosos acercamientos a la ciencia-ficción. A mediados de los 90 se cerraba un periodo para este subgénero, cundiendo el desinterés entre los grandes estudios, unido a la mala prensa de los juegos de rol que juzgaba injustamente a sus seguidores. Ciertos sectores conservadores y religiosos denunciaron estos formatos por incentivar “ideas sobrenaturales” entre los más jóvenes. De nuevo el mundo de los adultos quería eliminar la fantasía, utilizando medidas de sobreprotección que no tenían sentido alguno. El propio Michael Ende, autor de La historia interminable, nos lo advirtió: si Fantasía desaparece lo único que nos quedará será la Nada.
Por fortuna con el paso de los años, superada la leyenda negra, muchos reivindicamos todo este pasado; mientras que jugadores, lectores y espectadores de una nueva generación han hecho que la fantasía, la magia y los juegos de rol vivan en la actualidad de un gran nivel de aceptación.
Este libro está dedicado a los que soñaron con grandes aventuras y se sintieron alguna vez aprendices de brujo.
Pronto encontraréis más información sobre él entrando en este enlace de la web de Diábolo Ediciones.