Catorce años han pasado desde el estreno de Los Increíbles (2004), aquella cinta de animación de PIXAR que seguía las aventuras de una familia de superhéroes condenada a tener una existencia normal alejada de sus grandes hazañas del pasado. Desde la semana pasada nos podemos volver a reencontrar con estos personajes en su esperada secuela. En ella, Bob -Mr. Increíble- y su familia -Violet, Helen, Dash y el bebé Jack-Jack- deben regresar a las calles ante la presencia de un nuevo villano con un plan para dominar el mundo.
Tras ambas películas se encuentra Brad Bird, un director que ha compaginado cine de imagen real con animación, aunque es en este último donde ha destacado especialmente. Ya desde muy joven despertó en este arte, realizando con apenas once años su primera película animada. Los años siguientes fueron cruciales, conociendo a John Lasseter, director de Toy Story(1995), en el Instituto de Artes de California, y a Tim Burton durante la producción de Tod y Toby (1981), uno de los clásicos Disney de los años 80.
Su primer trabajo como director para un gran estudio vendría de la mano de Steven Spielberg y Universal Pictures. El creador de E.T. El Extraterrestre (1982) estaba preparando una serie para la NBC titulada Cuentos Asombrosos (1985-1987), un formato televisivo a modo de compendio de pequeñas historias que serían dirigidas por realizadores noveles y veteranos. En la segunda temporada Brad Bird, junto a un jovencísimo Tim Burton, desarrollarían Family Dog, el único episodio animado de toda la serie. Éste estaría protagonizado por la familia Binford y su bull terrier, un perro con un parecido asombroso al del cortometraje Frankenweenie (1984) del propio Burton. La historia giraba en torno a este clan, vistos siempre desde la perspectiva ácida de su mascota.
Brad Bird, junto al también director y guionista Matthew Robbins, presentaron a Steven Spielberg un nuevo guion para Cuentos Asombrosos, pero la serie fue cancelada dejando sin producir muchos capítulos planeados. Afortunadamente el productor salvaría de la quema el libreto presentado por Robbins y Bird, un proyecto que daría lugar a un entrañable largometraje titulado Nuestros maravillosos aliados (1987). Esta historia, planteada a modo de fábula, contenía un bonito mensaje sobre la vejez en un mundo dominado por la especulación inmobiliaria y la destrucción. En ella, una cafetería regentada por una pareja de ancianos es destruida, pero cuando su dueño pide un milagro, su fe se ve recompensada con la llegada de dos pequeños platillos volantes de procedencia desconocida. Unos ingenios mecánicos con la habilidad de reparar todo lo que se rompe, devolviendo la vida al negocio mientras recuperan la esperanza de todos los vecinos. Las naves serán capaces de unir a toda una comunidad que estaba condenada al más absoluto de los abandonos.
No sería hasta 1999 cuando Brad Bird consiguiera su gran éxito, El gigante de hierro (1999), probablemente la película más importante de su carrera. El argumento nos lleva a los años de la Guerra Fría, en un mundo sorprendido por el lanzamiento del Sputnik 1 por parte de los rusos en octubre de 1957. En este clima de cierto miedo, a la vez que curiosidad por el espacio exterior, un chico llamado Hogarth Hughes encuentra tirado en el bosque a un ser mecánico construido de hierro. No tardarán en hacerse amigos y compartir numerosas aventuras, mientras huyen de los agentes del gobierno que desean capturarles.
El gigante de hierro no tuvo una gran repercusión económica, pero progresivamente fue consiguiendo su status de película de culto. Hoy en día es considerada uno de los mejores clásicos de este género en el cambio de siglo. El propio Spielberg le hace un interesante homenaje en Ready Player One (2018), tal y como os contábamos en este enlace.
Un año después, Brad Bird y John Lasseter se reencontraron, formalizando el desarrollo de Los Increíbles (2004) y de otros proyectos futuros. De entre ellos destacaría Ratatouille (2007), protagonizado por una rata que sueña convertirse en el chef de uno de los prestigiosos restaurantes de París. La producción fue un éxito de taquilla inmediato, ganando además el premio Óscar a la mejor película de animación.
Finalmente Bird sería seducido por la imagen real, estrenándose como director en estas lides con Misión Imposible: Protocolo Fantasma (2011), cuarto capítulo de la saga de espías protagonizada por Tom Cruise, y Tomorrowland (2015), adaptación de una de las áreas más populares de los parques temáticos de Disney.
Ahora solo resta volver a disfrutar de una nueva creación de este fantástico director y guionista, retomando la acción de su familia de superhéroes minutos después de aquel primer capítulo del 2004. Aquí en este enlace podréis ver su divertido tráiler.