Cómo disfrutar del día de la fotografía en familia

No vamos a decirte que aproveches el buen tiempo, ni los paisajes espléndidos de los que estás disfrutando  en estas vacaciones. No. Tampoco vamos a recomendaros un maratón de fotografía en una ciudad determinada. Eso sería muy fácil. Preferimos proponeros un reto, ¿y si convertimos el día a día en arte? ¿Y si ensañamos a los peques la belleza de las pequeñas cosas? ¿Que más allá de lo que vemos la belleza, la belleza está en la mirada? Aunque esto no es incompatible con admirar la enormidad de monumentos y paisajes, creemos que esta habilidad les hará muy felices, sobre todo cuando se aprende como solo sabemos hacer las Familias Activas.

Cómo pasar el día de la fotografía en familia

La primera buena noticia es que todos tenemos más de una cámara de fotos en casa, ya que casi todo el mundo tiene más de un dispositivo móvil. La calidad de las cámaras de los dispositivos de última generación está cada vez más cercana a la profesional. Además, tienen la ventaja de que son ligeras y de que, en el caso de los niños, sienten una fascinación innata por ellas. Esto último nos servirá para animarlos a que vengan con nosotros a mirar de otro modo, a buscar la mirada asombrada en aquello que vemos todos los días.

Pasead por las mismas calles por las que soléis caminar

¿Alguna vez os habéis dado cuenta de un cambio en la calle por la pasáis todos los días mucho meses después de que este se produjera? A mí, más de una vez. Durante la semana,  el tiempo que paso en la calle nunca es ocioso. Siempre voy a algún lugar y quiero llegar lo antes posible. “Cuanto antes llegue, antes termino”, pienso, y así me pierdo la oportunidad de usar el trayecto para relajarme. Muchos de esos trayectos los hago con los peques, incluso dejándoles claro que lo único que quiero es acabar. Lo único que consigo de este modo es contagiarles mi ansiedad.

Por ello, me parece muy interesante la propuesta que os hago. Por ejemplo, hacer el camino de casa hasta el cole o de una clase extra escolar a otra… Cualquiera que hagáis a pie. Pero en este caso, con una intención distinta: ahora, en vez de llegar, queremos, mirar. Buscar la belleza donde normalmente no vemos nada. Probablemente, a los peques les cueste un poco, o quizá no, con ellos nunca se sabe, siempre nos sorprende. Pero en caso de que sea así, intenta partir con la intención de ser tú la primera persona en encontrar un motivo que fotografiar.

Las sombras suelen dar mucho juego, así como los pájaros que sobrevuelan o comparten suelo con nosotros. Si tenéis la suerte de que haya bancos donde sentarse o una terraza de una cafetería, podéis fijaros en las pieles también.  Quizá os parezca extraño, pero las manos son mi objeto preferido. En ellas, en las arrugas o en su lisura, en las manchas o su falta de ellas, puede traslucirse toda una vida entera. De hecho, siempre que estoy esperando en algún lugar, me encanta pararme en ese detalle e imaginar que hay detrás de esas manos.

Del mismo modo que esta fijación dice mucho de mí, lo que escojan tus hijos será también revelador. Por tanto, este día de la fotografía tan especial os servirá para conocerlos mejor, pasa saber qué es aquello que capta su atención. Además, si hacemos esta actividad en familia con cierta frecuencia, empezaremos a notar cómo esa urgencia por llegar a nuestro destino de la que hablábamos al principio va dejando paso a otra manera de estar en la calle, otra más consciente y más sana. Una consciencia y una salud de la que disfrutarán nuestros peques de una manera natural y sin esfuerzo, si los iniciamos en estas prácticas pronto.