Todas las Familias Activas queremos que nuestros hijos e hijas hagan deporte. Sabemos que es fundamental para la salud y que acostumbrarlos de pequeños a que tengan actividad física es básico para que sigan realizándola cuando sean mayores. Pero, ¿sabías que el deporte es bueno para la salud social, además de para la salud del cuerpo? Estas actividades son muy útiles para aprender valores necesarios en las sociedades que aspiran a la paz y a generarla en otros lugares. Por eso, aprovechando que hoy es el Día Mundial de la Salud, hemos decidido hablar de las razones por las que el deporte es un canal de transformación individual y colectiva
Deporte y salud social
La actividad física puede considerarse como una mera repetición de movimientos que nos ayuda a mejorar nuestra forma física; como un simple divertimento, necesario para liberar adrenalina y reducir el estrés. Pero también transmite una serie de valores que los fortalecerá, les dará más seguridad en sí mismos, comprenderán la fuerza del trabajo colectivo, distinguirán entre enemigo y adversario… Pero vayamos poco a poco.
Aprender a perder: aprender a mejorar
Hace poco, vi un documental sobre Carolina Marín, la campeona de Badmington. Su padre explicaba que odiaba perder cuando era pequeña. Cuando el partido iba mal, rompía la raqueta y perdía la concentración. Por supuesto, aquello resultaba en que podía perder un set en apenas cinco minutos. Sin embargo, la jugadora afirma que cuando aprendió a superar la frustración, comenzó a hacerse más fuerte mentalmente. Sustituyó la rabia por la búsqueda de soluciones.
Negociar el concepto de competición
La competición forma parte de la vida, sobre todo en la edad adulta. Para optar a un trabajo o para conservarlo, tenemos que demostrar que somos diferentes a los demás y que esa diferencia nos convierte en la mejor elección. Durante mucho tiempo, se ha cultivado un concepto de competición feroz. Y cuando uso la palabra “feroz”, lo hago muy consciente de las connotaciones negativas de esa palabra: falta de compasión, de empatía, deseos de destrucción del otro…
Sin embargo, en el deporte no importa lo que los demás hagan. No importa cómo sean tus adversarios. Solo ganarás si el que mejora eres tú. Así, la animadversión y la falta de compañerismo con los contrincantes tienden a desaparecer o ser mucho más sutiles de lo que puede parecer. Esto lo podemos ver en los éxitos que personas como Ona Carbonell o Saúl Cabrioto han tenido talent shows de cocina: aunque no sabían cocinar, su esfuerzo y su tesón por aprender los llevaron a la final y a ganar.
El equipo es esencial
Incluso cuando el deporte es individual, los deportistas siempre hablan en plural. Saben que todo su talentos se quedaría solo en talento si no fuera por su equipo técnico y sus familias. El primero les ayuda en su disciplina, mientras que las familias los arropan y los hacen conectar con lo que siempre han sido: una persona y no una máquina de ganar.
Este valor también está en el deporte de base, en el de ocio y recreación. Nadie corre solo. Necesitas tiempo, un compañero o compañero que te ayude a conciliar, apoyo cuando tienes pereza… Pero en el caso de los peques, aunque practiquen atletismo, ping pong, fútbol o baloncesto… siempre tienen un entrenador y pertenecen a un club o asociación. Allí, encuentran redes de apoyo con quien mejorar, conversar, desahogarse…
Rompen con los roles de género
Hace unos años era impensable ver un partido de fútbol femenino en la televisión. Hoy no solo podemos hacerlo, sino que Panini ha lanzará este verano su clásico álbum de cromos también para ellas. Una de las razones por la que ha costado tanto visibilizar y empezar a crear una estructura fuerte en el fútbol femenino es que se consideraba un deporte de niños. Por tanto, muchas niñas no tenían equipos donde jugar en sus municipios y si los tenían, tenían que enfrentarse con la reticencia de las familias y las burlas en el colegio. Hoy está cambiando.
La misma situación se da cuando un niño, como el campeón de patinaje artístico, Javier Fernández, se interesa por una disciplina feminizada. Si cuenta con el apoyo necesario, se dará cuenta de que no hay cosas de niños y ni de niñas, solo actividades que se te dan bien y con las que disfrutas.
El deporte es un elemento magnífico de inclusión social. Además, fomenta un cambio en la concepción de la competición a una más saludable y sostenible socialmente.