Los próximos días 10, 11 y 12 de noviembre en el Auditori de Barcelona podremos disfrutar de la proyección de la película E.T. El Extraterrestre de Steven Spielberg con la Banda Sonora Original interpretada en directo por la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Catalunya (OBC). Una gran oportunidad para emocionarse en directo con la mítica partitura compuesta por John Williams. La OBC tiene una larga experiencia en esta clase de eventos, con unas magistrales interpretaciones de El Señor de los Anillos, Titanic y Gladiator, por poner tan solo algunos ejemplos. En el artículo de hoy te contamos que hay detrás de la música de E.T.
Spielberg llegó a decir en su momento: “Yo puedo hacer que las bicicletas se eleven. Nosotros podemos hacer eso. Pero John reescribe la película musicalmente. Con su música hace que sean verdaderamente aéreos, porque el público se eleva del suelo con las notas que salen de sus violines”.
Hasta ese punto la relación de Steven Spielberg y John Williams había tocado techo, y lo había literalmente traspasado. De la mente del compositor ya habían salido algunos de los temas más contundentes del género de las bandas sonoras. Los espectadores habían temblado con dos simples notas en Tiburón; habían contactado con toda una civilización extraterrestre gracias a otras cinco notas en Encuentros en la tercera fase; y habían vibrado en sus butacas con el enérgico tema de En busca del Arca Perdida. Y eso sin contar las aportaciones de Williams en Superman de Richard Donner o el arranque de la saga de La Guerra de las Galaxias de George Lucas.
Ambos estaban en el zenit de su carrera cuando llegó a sus vidas E.T. , película para la cual trabajarían de una manera absolutamente diferente a lo que suele ocurrir en una producción cinematográfica. Habitualmente los compositores empiezan a desarrollar la banda sonora desde la base del guion, y finalmente completan su labor cuando empiezan a recibir las primeras copias de la edición preliminar. O lo que es lo mismo, no realizan el grueso de la composición hasta que la película está muy avanzada.
En E.T. el extraterrestre, Williams se veía incapaz de encajar su poderosa música a las imágenes previamente montadas, por lo que Spielberg decidió hacerlo al revés. El compositor tocó los veinte minutos finales de la manera más extraordinaria que pudiera interpretar con la orquesta. Posteriormente Steven se encargaría de encajar sus planos, realizando una edición completamente diferente a la inicial. Es por ello que la película, en muchos de sus pasajes, tenga esa sensación de gran sinfonía o incluso de ópera. Las notas adquieren un rol importantísimo, hasta incluso saltan de la pantalla para poder ser tocadas como música de auditorio, siendo el tema final uno de los más recurrentes en los repertorios dedicados a las bandas sonoras del autor.
Analizar la música al completo es diseccionar una de las composiciones más ricas en lo que a leitmotiv se refiere. Como es habitual en el binomio Spielberg/Williams, el compositor suele separar temáticamente a los personajes y a las situaciones, logrando un festín de temas principales que se entrelazan en función de la carga emocional y sensorial de cada momento. Al comienzo de la cinta los espectadores sienten cierta amenaza. Algo incomprensible ha venido a muestro mundo. Es por ello que la música adquiere una sonoridad siniestra y “catedralicia”, sobre todo en el pasaje en el que E.T. recorre el bosque dominado por una naturaleza exuberante. El uso del órgano le da a esta introducción un poder inusitado y una vinculación con la audiencia de manera inmediata.
Pronto descubrimos que la amenaza no viene del espacio exterior. A los pocos minutos una serie de coches y linternas ansían capturar al extraterrestre para su propio estudio. La música también atiende a todo ello desde su perspectiva, sin olvidar las pequeñas pinceladas al tema principal que se va introduciendo tímidamente. La película en este punto adquiere su lado más cerrado, ya que la acción se sucede casi en su totalidad en el interior de la casa de Elliott. El niño irá descubriendo a su nuevo amigo al igual que lo hace la partitura. Es en estos momentos donde Williams utilizará el arpa como instrumento que produce una sensación de paz emocional y de seguridad.
Tras diferentes pasajes divertidos, y tras el homenaje a Yoda, irrumpe con gran fuerza el tema del vuelo. La escena arranca con gran poder sonoro y explota en los oídos de los espectadores creando uno de los momentos más icónicos de la época: el contraluz recortado de la bicicleta de Elliott y E.T. con una luna gigante dominando el paisaje. Y en contraste con esta tonalidad fantástica, los timbales y la música más abstracta (y de nuevo el órgano) hacen su aparición cuando los miembros del gobierno entran de manera fulminante en la casa de la familia.
La música concluye con la persecución final, donde todos los temas convergen en una suite (Over the Moon), que sumada a los títulos de crédito viene a durar alrededor de veinte minutos. E.T. abandonará nuestro planeta con un despliegue orquestal único, y con una fanfarria triunfal que viene a subrayar ese clímax sensitivo que supone ver a la nave partir. Finalmente un arco iris mágico se recorta en el cielo estrellado.
Con esta partitura John Williams se alzó con su cuarto Oscar, tras los galardones conseguidos por El violinista en el tejado, Tiburón y La Guerra de las Galaxias.
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