Un año más para nuestras vacaciones de verano hemos decido viajar a las islas con Trasmediterranea. No sé si sabíais que más allá de las rutas que te llevan a las islas baleares por el mediterráneo, tienen destinos en canarias, así como el sur y en el estrecho. Viajar en el barco de la ‘Trasme’ ya es parte de nuestras vacaciones. Os conté en otro post en el que os hablaba de su pase especial para familias, que hace años que decidimos que la manera más cómoda de desplazarnos con todo nuestro equipaje (que no es poco) y, sobre todo, con nuestro propio vehículo era hacerlo en barco.
El primer año que fuimos a las islas baleares alquilamos un coche allí. Nos costó carísimo para tantos días. También, miramos la opción de viajar en avión, pero embarcar todo el equipaje subía también una millonada y las esperas, cancelaciones o retrasos a las que te someten en temporada alta son peores que la duración del trayecto en barco, os lo aseguro. Incluso, contactamos una empresa de logística para que se llevarán el coche sólo y tampoco funcionó. El coste era mucho más alto que viajar en la ‘Trasme” , en un cómodo camarote para 4 personas, con nuestro vehículo y todos nuestros objetos personales (bicicletas incluidas y robot de cocina, imaginad). Eso sin contar las anécdotas divertidas que vivimos siempre a bordo del barco, a la ida y a la vuelta, os podría contar algunas bien curiosas. Al final quienes mejor se lo pasan son los niños y su opinión cuenta ¡Y mucho! Ellos fueron categóricos: ¡Queremos ir en barco! ¿Qué es lo que hace que disfruten tanto?
Si os digo la verdad no lo sé. A la ida están súper emocionados porque casi no cabemos en el coche con tanto equipaje. Nos da a todos la risa floja hasta que embarcamos. Suele ser sobre las 21 horas de la noche porque a las 23 horas el barco zarpa. A estas horas intempestivas cualquier niño estaría durmiendo pero mis peques no. Quieren recorrer el barco de punta a punta, descubrir el camarote que nos ha tocado, buscar el chiquipark, entrar en la tienda, ir a bailar a la minidisco (que en los viajes nocturnos suele estar cerrada por respeto al descanso de los pasajeros y ¡menos mal!).
Y seguiría dando un largo etcétera. Yo suelo estar muerta después de toda una jornada preparando maletas, así que lo único que quiero es descansar en un confortable camarote. Aquí os tengo que decir que si tenéis pensado viajar con Trasmediterranea tenéis que reservar con tiempo los pasajes. Nosotros compramos a principios de año los billetes para el mes de agosto. Nos llamamos todos los amigos que viajamos a las islas en cuanto se ponen a la venta. Sino os quedáis sin plaza en camarotes y tenéis que ir en butaca, que no es mala opción (desde luego por precio es la mejor) si vais solos, con amigos o en pareja, pero con hijos, no os voy a engañar, donde se ponga un buen camarote que se quite todo lo demás.
Nosotros todos los años reservamos camarote para cuatro y acabamos durmiendo de dos en dos abrazados. En una de las partes del viaje más románticas y emocionantes la verdad. Por la mañana temprano ya están sonando las alarmas que nos indican que hemos llegado a puerto y que se ha abierto el compartimento de la bodega para sacar los coches ¡Y nosotros roncando! Acabamos saliendo a la carrera.
Aprovechamos mucho más los servicios del barco en el viaje de vuelta que dura la friolera de 8 horas pero cierto es que se pasa volando (valga la similitud aeronáutica). Ahí os recomiendo un buen libro. Ese que os habéis llevado de vacaciones con la intención de leeros entero y que solo habéis podido ojear hasta la página 40. El secreto en familia es ir haciendo turnos. En el barco de Trasmediterranea se organizan muchas actividades para los peques. Así mientras uno los acompaña, el otro lee. Después de comer apetece una siesta en el camarote. Este año dormimos casi tres horas. Había una actividad de piratas con pintacaras y nos la perdimos. Eso sí pintamos, bailamos, jugamos al bingo (ganamos una línea), saltamos en el chiquipark, compramos ensaimadas de merienda en su tienda de a bordo (están buenísimas) y hasta vimos una película de dibujos animados. Al llegar los peques estaban agotados pero la experiencia un año más había sido genial para ellos ¿Y para mi?
Pues yo disfruté una vez más de las maravillosas vistas que ofrece el mar Mediterráneo, el puerto de Mahón, (uno de los puertos naturales más grandes del mundo tras Pearl Harbour, Nueva York y Sidney), la brisa marina y el universo infinito que dibuja el horizonte en el mar. No os lo voy a negar #Megustaelmar y me encanta navegar.
Si queréis conocer las rutas de Trasmediterranea, sus promociones para grupos y familias, así como su flota (que es una de las más modernas de Europa, con los últimos avances tecnológicos en materia de seguridad y servicios) aquí tenéis su web de contacto. ¡Buen viaje!
2 Comments
Qué guaaaay! Ahora quiero ir en barco ya 🙂 Gracias por compartir tu experiencia!
Y gracias a ti por leerla y dejarme tu comentario 😉