Diez años han pasado desde el ya lejano estreno de Iron Man en abril de 2008. Primer filme que supuso el punto de partida del llamado Universo Cinematográfico Marvel producido desde el seno de Disney. Por su parte, Vengadores: Infinity War, estrenada en todo el mundo el pasado 27 de abril, viene a cerrar toda una etapa de este ejemplo modélico de franquicia. Un título que apela al lado emocional de todos sus seguidores, capaz, también, de desterrar cualquier atisbo de duda en los espectadores más escépticos. Por sí sola estamos ante una de las películas acontecimiento del 2018 y, muy probablemente, un punto de inflexión que marcará profundamente a la industria. Esta cinta, dirigida por los hermanos Russo, contiene los atributos suficientes de un producto generacional.
Anthony y Joe Russo, autores también de los mejores capítulos dedicados al Capitán América, sustituyen en la silla del director a Joss Whedon, creando una trama donde todos y cada uno de los personajes del universo tienen su función. Es precisamente en este punto donde estriba la mayor dificultad de esta clase de historias tan corales, aunque, sin ningún género de dudas, quienes brillan por luz propia vuelven a ser Tony Stark, Thor y, especialmente, el doctor Strange. Todos ellos principalmente por el magnetismo que derrochan los tres actores que los interpretan.
Diez años y dieciocho películas después, con sus más y sus menos, todo termina convergiendo en este milagroso producto que no solo entretiene, sino también consigue el mayor difícil todavía: la implicación a todos los niveles con la audiencia. Este fenómeno no se podría comprender sin el uso apropiado del ritmo y los aspectos épicos del relato. En sus fotogramas hay algo mucho más allá, digno de los grandes episodios finales de temporada de las mejores series de televisión. Se trata de un tejido entramado de manera muy habilidosa que no da tregua. 156 minutos de pura evasión donde el humor y la aventura se entrecruzan con la tragedia y el drama.
Los Russo muestran al todopoderoso Thanos con sus principios y debilidades. Un personaje, interpretado con la técnica de captura de movimiento por Josh Brolin, que podría fácilmente haber caído en el ridículo. Todo se canaliza a través de él, provocando un festín de destrucción y espectáculo a raudales. Sin olvidar por encima de todo la camaradería que une a un grupo que está destinado a trabajar en equipo.
Vengadores: Infinity War, sin duda, está llamada a convertirse en El Imperio Contraataca del cine de superhéroes. Un faro en el camino que advierte cuales son los pasos a seguir para devolver al gran público a las salas. Y lo que es más importante, las emociones que se deben experimentar cuando uno se sienta en una butaca.
En este enlace podéis ver el tráiler.
One Comment
Me gusto la pelicula, aunque para entenderla hay que estar haberse leido unos cuantos paquitos jejejeje