Aunque en esta sección casi siempre solemos pensar en familias con niños más o menos pequeños a la hora de realizar recomendaciones, hoy vamos a proponer una obra de teatro teniendo en mente a los que son un poco más mayores, entrando ya en la adolescencia. Se trata de Solitudes, de la compañía vasca Kulunka, que se puede ver hasta finales de febrero en el Teatro Fernán Gómez del Centro Cultural de la Villa de Madrid.
Muchas veces nos quejamos de que con estos ‘niños’ es un poco más complicado realizar planes, porque a esa edad prefieren quedar con sus amigos a estar con sus padres. Pero esta obra puede ser una excusa perfecta para poder entablar después una conversación sobre cuestiones que pueden resultarles más cercanas, como las relaciones familiares, la necesidad de comunicar nuestros sentimientos y, sobre todo, de comprender los sentimientos de los demás, de nuestros seres queridos más cercanos.
En realidad, puede ser una oportunidad para charlar sobre la “vida”, algo que puede parecer tan vago y genérico como para que nuestros hijos más mayores nos digan: “Pero mamá, ¿qué me estás contando?”. Solitudes nos puede ayudar. Se trata de una obra en la que lo más importante es la expresión corporal de los actores, puesto que no hay texto hablado (ni se echa de menos). La expresión gestual de las máscaras que llevan los personajes, a imitación de las marionetas de toda la vida, añade un tono poético e infantil a una obra que, por otro lado, está llena de acción.
Y precisamente esta falta de expresión oral es lo que más fuerza transmite la representación. Son sentimientos tan universales los que muestra la obra que no hace falta que los personajes digan nada para entenderlos. De ahí que ‘Solitudes’ pueda significar un oportunidad fantástica para ir a verla con los hijos adolescentes, ya que al contemplar cómo se mueven en escena unos personajes ‘cabezones’, que más parecen dibujos animados que otra cosa, la magia del teatro se hace más patente y deja a cada espectador distintas sensaciones.
Las relaciones entre abuelos e hijos y padres e hijos
Como su nombre indica, ‘Solitudes’ trata sobre la soledad y la incomprensión que se pueden experimentar en las relaciones familiares, entre los abuelos y sus hijos, y entre los hijos y sus padres. La mirada más pausada de las personas más mayores, que solo quieren disfrutar de los placeres pequeños de la vida; la ajetreada vida de los jóvenes, que solo piensan en divertirse y en enviar mensajes a través del móvil; y la falta de tiempo de nosotros los padres, que no nos damos cuenta muchas veces de las necesidades de los abuelos ni de las preocupaciones reales de nuestros hijos. De todo ello habla la obra de Kulunka.
Y estos comportamientos tan diferentes que muestran las distintas generaciones y su interacción entre ellas facilitan entablar esa conversación que siempre vamos dejando para más adelante, por falta de tiempo, con nuestros hijos más mayores, tomando algo a la salida del teatro.