Los dinosaurios fueron unos animales muy grandes que habitaron hace miles de millones de años en el planeta cuando aún no había absolutamente nada. Unos vivían en la tierra, otros en el mar y algunos, incluso, podían volar. Comían hojas de los árboles o carne y se extinguieron cuando cayó un meteorito que arrasó con todo. “¿Que cómo se todas estas cosas?”, te preguntarás, pues porque me las han contado y repetido mis hijas una y otra vez después de pasar una mañana muy divertida viendo ‘Jurásico, la isla perdida’ en el Teatro Calderón de Madrid.
Y es que esta obra de teatro, o más bien deberíamos decir este magnífico espectáculo cultural para toda la familia, comienza con una entrevistadora muy pizpireta y demasiado curiosa que hace preguntas a niños y niñas, (y también a papás y mamás) para saber más cosas acerca de los dinosaurios. Un secreto: si os la cruzáis y os pregunta si habéis visto algún dinosaurio, ¡contestad que no!
El reportaje de Casandra y el cámara que la acompaña queda interrumpido cuando aparece en escena el doctor Francisco Cuesta, Paco Cuesta para los amigos, quien tiene junto a su ayudante una clínica veterinaria para animales salvajes y muy pero que muy exóticos. El caso es que el veterinario Paco Cuesta tiene a su cuidado varios dinosaurios de lo más especiales. Pero como suele ocurrir, la paz no tarda en romperse, porque uno de estos animales se asusta y escapa a una isla perdida. Así que la tarea ahora de Paco, su maravillosa ayudante y de la reportera (no se iba a librar del viaje claro está) es dirigirse a la isla para rescatarle.
A partir de aquí, las cosas suceden a otro ritmo, una avioneta destartalada que hace un aterrizaje forzoso, fallos técnicos, tormentas, sorpresas y más dinosaurios. Y es que durante el espectáculo los niños y mayores se quedarán boquiabiertos con la recreación de algunos de estos animales que superan los cinco metros de longitud y que se mueven a sus anchas por el patio de butacas: velociraptor, dilophsaurus y triceratops.
Humor, acción y un mensaje ecológico muy potente
Una vez consiguen superar estos inconvenientes, se adentran poco a poco en lo que ellos piensan que es una isla deshabitada que no figura en ningún mapa… ¡Todo un misterio y una gran aventura! Aunque eso eso no quiere decir que allí no vivan nuestros queridos dinosaurios. ¿Será quizás por eso que se escapó el que vivía con el doctor? ¿Para poder ver a sus amigos? ¡Tendrás que ir al Teatro Calderón a comprobarlo con tus propios ojos porque desde Familias Activas no queremos hacer spoiler!
Humor, amistad, mucha ilusión, valentía, suspense y un bonito mensaje ecológico para grandes y pequeños. Jurásico, “la isla perdida”, en el Teatro Calderón (16 únicas funciones), nos invita a pasar un rato entrañable con los peques mientras que nos sumergimos en el mundo de la prehistoria donde todo es posible, hasta que una avioneta sobrevuele el teatro ¡y no te desvelamos más sopresas!
One Comment
me encanta mucho el concepto