Hay muchas definiciones de “adolescente”, quizá una de las más precisas sea la etimológica “el que sufre”. Es una época de confusión en la que se lucha por construir la propia identidad. Esta pugna implica un conflicto con tu familia, ya que esta es la que te ha tutelado hasta el momento. Por eso, ser tú significa cuestionar todo aquello que provenga de ella y en algunos casos, confrontar con ella directamente. Aquí está el origen de la difícil comunicación con los adolescentes. Como responsables de ellos, queremos guiarlos, pero nuestros consejos caen en saco roto en muchas ocasiones. La lectura no es una excepción. En este sentido, Familias Activas, os hago la siguiente pregunta, ¿y si les damos permiso para odiarnos?
Carta al padre de Kafa acercará a tu hijo a la lectura
Muchos nos iniciamos con Kafka en esa franja de edad, pero con La Metamorfosis. Además, en mi caso goza del privilegio de ser uno de los pocas lecturas obligatorias que me fascinaron, precisamente por ese sentirme ajena a todo lo que me rodeaba. Tanto como un escarabajo con alma rodeado de humanos. Sin embargo, Carta al padre es mucho más directo, conecta bastante mejor con los sentimientos que tenía en esa época. Aunque en la pequeña obra (en dimensiones) habla directamente a su padre en un ajuste de cuentas descarnado, ese “padre” podría identificarse con cualquier miembro de la familia.
No se trata de una obra concebida como tal, sino que se trata de un mensaje que el autor quería que su padre recibiera, sin atreverse a hablarlo de manera frontal. De hecho, su madre tendría que haber sido la intermediaria, pero esta no llegó a entregar nunca la epístola. En ella, Franz acusaba a su padre de ser el origen de sus inseguridades, de su mala salud. El carácter autoritario del progenitor lo había marcado de tal manera que había optado por encerrarse en sí mismo. Ahora sentía el mismo miedo por el resto de la gente que el que había tenido por su padre a lo largo de su vida.
Evidentemente, intuir que nuestros hijos o sobrinos sienten algo así no es plato de buen gusto. Sin embargo, lo normal es que lo hagan. Esta es la razón por la que Carta al padre es un puente ideal para acercar la lectura a los adolescentes. En primer lugar, se sorprenderán al darse cuenta de que no se trata del típico libro donde un adulto da una lección trascendental a un niño confuso. Tras esto, experimentarán una identificación radical con los sentimientos expresados por él, de una manera muy clara y directa, además. Así, este podría ser el primer paso para la comprensión de algo que les cambiará la vida: que la literatura es una muy buena vía para conocerse a uno mismo y a nuestro entorno.
La ventaja de este clásico es que lo es en el sentido universal de la palabra. Está vigente en el fondo y en la forma: se comprende con facilidad y, como decía, todos hemos tenidos sentimientos parecidos. Las personas, jóvenes y adultas, nos aficionamos a aquello que entendemos y a aquello que nos emociona. Y Carta al padre tiene muchas posibilidades de encontrar un refugio constructivo en los libros. A pesar de que les estemos dando permiso para odiarnos, a medida que vayan creciendo, leyendo y adentrándose en el pensamiento complejo, todo se pondrá en su lugar, solo que de una manera más sabia, más consciente y más empática de como sería sin los libros.